El miércoles pasado, el Parlamento Europeo dio luz verde a una amplia reforma de su política migratoria, conocida como el Pacto de Migración y Asilo, tras prolongadas negociaciones que pusieron de manifiesto divisiones en el bloque.
La controvertida reforma, que fortalece los controles fronterizos y establece un sistema de solidaridad entre los países miembros, recibió el respaldo de los tres principales grupos parlamentarios: los Socialistas y Demócratas, el Partido Popular Europeo (PPE, derecha) y los centristas de Renovar Europa.
"Hemos hecho historia", expresó la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, tras la votación. "Hemos establecido un marco legislativo sólido para abordar la migración y el asilo en la UE. Han sido más de diez años de trabajo, pero hemos cumplido nuestra palabra".
Según Metsola, la reforma aprobada representa "un equilibrio entre solidaridad y responsabilidad".
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó la aprobación de la reforma como "un logro enorme para Europa", mientras que la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, destacó que la UE estará mejor equipada para proteger sus fronteras exteriores y defender a los vulnerables y a los refugiados.
Sin embargo, las reacciones no fueron uniformes dentro del bloque. Mientras líderes como el Jefe del Gobierno alemán, Olaf Scholz, elogiaron el pacto como "histórico", otros, como el Primer Ministro húngaro Viktor Orban, lo criticaron duramente, afirmando que era "otro clavo en el ataúd de la Unión Europea".
Representantes de la izquierda europea también atacaron la reforma, con el eurodiputado español Manu Pineda declarando que "llena de vergüenza a toda la UE" y entrega su política migratoria a la extrema derecha.
Organizaciones como la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC) y Amnistía Internacional expresaron preocupaciones similares, instando a la UE a garantizar condiciones humanas para los solicitantes de asilo y los migrantes afectados.
La nueva normativa sobre migración y asilo no entrará en vigor hasta 2026, y la Comisión Europea deberá presentar un programa detallado de implementación antes de junio. Mientras tanto, la UE continúa negociando acuerdos con países de origen y tránsito de migrantes en un esfuerzo por reducir el flujo de llegadas a sus fronteras.