Previo al año electoral e incluso ahora que ya ha iniciado el periodo electoral hemos podido observar la violación sistemática a las leyes electorales. Al mismo tiempo hemos visto que el INE hace recomendaciones muy ligeras que no son tomadas en cuenta.
Personajes de la política reinciden en las malas prácticas porque saben que no hay sanciones contundentes, incluso algunas sentencias contra personas que han violado las leyes electorales durante su campaña han tenido como resultado multas muy menores. Esos actores políticos saben calcular el costo/beneficio de violar las leyes.
Es decir, calculan lo que van a ganar contra la posible multa que van a recibir, si es que reciben alguna multa. Es lamentable que quienes juegan limpio, quienes siguen las reglas tendrán menos oportunidades de ganar que quiénes burlan la legislación.
Actualmente vemos gobernadores o alcaldes haciéndole campaña a las virtuales candidatas, con esto no sólo influye en la contienda sino que se abandonan las funciones que verdaderamente deben desarrollar. Al ser electos juraron respetar la constitución y cumplirle a la gente lo que habían prometido, pero lo único que vemos es que se escapan de sus trabajos a pegar calcamonías.
Ojalá que pegar calcamonías detuviera la inseguridad, la contaminación, ojalá que resolviera la movilidad o disminuyera la pobreza, pero no es así. Pegar calcamonías beneficia solo a la personas que se anuncian con ella, a los demás no nos beneficia, al contrario nos perjudica que distraigan a nuestros gobernantes. Los únicos que pueden tomar las decisiones para resolver los problemas del país y del estado.
Funcionarios y funcionarias deberían decidir si quieren ser jefes de campaña o si quieren gobernar, ya vimos que hacer las dos cosas a la vez no se les da. Solo vemos fracasos, números rojos y muchas campañas. Como dice el refrán: zapatero a tus zapatos.