Casi todos, por no decir la mayoría, de candidatos a las diputaciones locales, federales y alcaldías por los diferentes partidos y alianza en Nuevo León, parecen haberse copiado en el salón mientras la maestra escribía en el pizarrón, porque solo hablan de resolver la inseguridad, la contaminación que ya ha cobrado vidas humanas, el transporte, la crisis del agua. Cada uno tiene una fórmula mágica para resolver los problemas. Pero a ninguno se le ha visto, antes de ser candidato, tomando manos en el asunto.
Como ciudadanos, activistas, militantes, partidarios, funcionarios, ninguno ha sido visto platicando con los vecinos de las colonias para conocer las problemáticas y carencias y junto con ellos tomar las medidas pertinentes, así sea ir a reclamarles a los alcaldes o diputados su falta de acciones. No han instrumentado algún plan y mucho menos prácticas para paliar la contaminación. No han coordinado brigadas para limpiar parques o tapar baches para de esta forma exhibir a los funcionarios.
El problema es que nada más lo dicen, es decir, sueltan rollo y medio. Y el resultado: nada se va a componer. Esos candidatos a las alcaldías y diputaciones son iguales a los actuales diputados y alcaldes. Si ellos no hacen nada, tampoco nosotros. Salvo cobrar el sueldo y prestaciones y a ver qué me embuchaco en el tiempo que dure la administración.
Y son iguales a pesar de los partidos. Adrián de la Garza, candidato de la colación integrada por PAN, PRI y PRD, y Mariana Rodríguez, de Movimiento Ciudadano, coinciden cien por ciento en que nunca en lo que va de la campaña han hablado de cultura. Ni ellos ni los demás candidatos, Mauricio Cantú y Patricio Zambrano y Adalberto Madero.
Adrián de la Garza está peor. Fue alcalde y no destacó ni un gramo o centímetro en el impulso a la cultura, no solo las bellas artes. Hubo eventos de corte nacional en el Museo Metropolitano de Monterrey y él no asistió. Es un naco. Como naco es Mario Salinas, el candidato tamalero a diputado local por un distrito de Juárez por Movimiento Ciudadano: ni siquiera hace campaña, no saluda a los vecinos de su distrito, se la pasa grillando a los demás candidatos de su propio partido, se toma fotos en eventos de otros candidatos para que crea el gobernador que anda intenso en su campaña y se la pasa haciéndole la barba a Félix Arratia, el candidato chiriguillo a la alcaldía de Juárez para bajarle algo de los 100 millones de pesos que transó con la agrupación Reforestación Extrema.
Todos los candidatos se sienten ganadores. Todos. No importa el partido, no importa el voto de los ciudadanos ni la simpatía partidista ni el compromiso establecido y mucho menos la convicción ideológica. Nada de eso importa, el objetivo es ganar, sea como sea. Y todo para qué, para hacer lo mismo que están haciendo quienes se encuentran en la curul o en la silla de la alcaldía.
De Morena ni esperanza de obtener algunas posiciones. Su ruptura interna, la filtración de personajes distantes del credo del partido, la lucha intestina, la corrupción de los funcionarios partidistas, ha dado al traste con la esperanza. Ni modo. Qué lástima. Del Partido del Trabajo ni hablar. De los partidos locales recién autorizados lo mejor es que no pierdan el registro.
Desde el Cerro de la Silla no se divisa bien el panorama.