A reserva de que me vea señalada como feminista o parcial en mis apreciaciones, no me ha gustado para nada y no creo que sea loable aplaudir lo hecho por Adrián Marcelo en La Casa de los Famosos.
No me malinterprete; me queda bien claro que en momentos en que el país se ha vuelto un polvorín por la Reforma al Poder Judicial, lo urgente e importante es la defensa del PJ y no lo que pareciera una caja china, pues prácticamente mientras salía Andrés Marcelo de LCDLF, la nueva aplanadora legislativa daba tremendo madruguete con el dictamen en comento y una sede alterna para sus particulares fines.
Y aunque en lo legislativo prevalece el estira y afloja, no hay que dejar pasar lo que sucede en el experimento social llamado "La Casa de los Famosos".
Si no es fan de los realities, le concedo razón; pero le aseguro que show o no, la violencia psicológica y el manejo de ciertas palabras del regiomontano puso a más de uno dentro de la Casa, con los nervios al límite. Y no, no es lo que deseamos que se viva en nuestro país.
Algunos de los inquilinos han reconocido abiertamente sus problemas emocionales, que han tenido que ir a terapia y que han recurrido a la medicación; si esta es con receta médica ¿dónde estaría lo malo? ¿Es eso suficiente para que lo que se dice, lo que se reconoce, lo que se comparte, sea usado en su contra? Creo que no.
Algunos de los que han abandonado la casa, como Mariana Echeverría y Aracely Ordaz, mejor conocida como "Gomita", cuando se ven confrontadas con sus acciones y sus palabras, baratamente argumentan que fue el ambiente de la casa, que se vieron influenciados por equis o ye personaje, o que era un juego.
Pero si alguna vez leyó el libro "El hombre en busca de sentido", de Viktor Frankl, sabrá qué -y guardada toda proporción-, que cuando una persona, voluntariamente o no, vive un encierro, es su albedrío el que prevalece y es en base a ello que puede elegir entre ser una persona empática, compasiva y reparadora, o, pisotear, sacar su lado más vil, como lo fue Adrián Marcelo.
No podemos ni debemos, como sociedad, normalizar la violencia, aunque la disfracen de "humor negro", para atacar a las mujeres o a personas en condición vulnerable.
Nunca será mala idea recurrir a los profesionales –psicólogo, psiquiatra o tanatólogos- para tener salud mental que nos permita contar con las herramientas para salir adelante, para ser mejores personas, para ser exitosos y por qué no, para tender la mano a otros.
Aunque sé que negocios son negocios y que la televisora está preocupada por los ratings, el patrocinio y lo que represente ganancias para ellos, aplaudo que justamente los patrocinadores y organizaciones civiles se hayan pronunciado en contra de lo que estaba pasando dentro de La Casa.
Creo que, por ahora, Adrián Marcelo, lo que mejor puede hacer, es seguir de bajo perfil y ojalá entienda que se equivocó.
Él es show man; que siga por ese camino del entretenimiento y si quiere meterse en camisa de once varas, que no sea la de la violencia.