Es increíble el nivel de violencia electoral hacia los y las candidatas que están buscando un puesto de elección popular el próximo 2 de junio. Además de la agresión que han recibido junto con sus familias, son ataques hacia la sociedad y democracia mexicana.
De acuerdo con el Laboratorio Electoral, organización que realiza investigación especializada, hasta el mes de abril pasado se tenía el registro de 31 precandidatos o candidatas asesinados; 81 casos de amenazas; 33 atentados; 13 secuestros; y 187 agresiones totales contra personas relacionadas con el proceso electoral. Ya se superaron los datos del 2018.
Los estados con más violencia política son Chiapas, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Estado de México, Morelos y Jalisco, entidades en las que predomina la pugna entre grupos criminales. De las personas que han sido víctimas de ataques, el 73.4 por ciento aspira a puestos de nivel municipal, el 14.5 por ciento a nivel federal y el 7.3 por ciento a nivel estatal. Por filiación política, Morena concentra a la mayor cantidad de aspirantes asesinados.
El reporte del Laboratorio Electoral señala que "en Michoacán y Guerrero ha habido denuncias por parte de partidos políticos y funcionarios públicos en el sentido de que no hay garantías para participar en procesos electorales".
Estos ambientes de violencia electoral están asociados a presiones ejercidas por algún grupo que pretende influir en los resultados finales o bien que no está de acuerdo con las propuestas de los partidos o son ataques hacia AMLO para evidenciar la crisis de seguridad de su gobierno. Todo es posible.
Si recordamos los casos que vivimos en 1994 con Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia, y Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI, ambos asesinados, causaron gran conmoción, pero sobre todo preocupación sobre la estabilidad política del país y dudas sobre la intervención de Salinas de Gortari, presidente en turno, en dichos crímenes como en el proceso electoral en curso. Ahora la preocupación principal se relaciona con la presencia del narco en la elección y los constantes ataques que el presidente hace hacia los candidatos.
Lamentablemente, la violencia política electoral no es un tema exclusivo de México. En Estados Unidos Abraham Lincoln fue asesinado en 1865 siendo presidente; Theodore Roosevelt tuvo un atentado en 1912 cuando era candidato del Partido Progresista a la presidencia de Estados Unidos; John F. Kennedy fue asesinado en 1963 cuando era presidente; Robert F. Kennedy fue asesinado en Los Ángeles, California en 1968, mientras hacía campaña para la nominación presidencial demócrata. Ronald Reagan también tuvo un atentado en 1981.
Está también el ataque al Capitolio de Estados Unidos en 2021 cuando partidarios del entonces presidente Donald Trump irrumpió en el Capitolio de Estados Unidos en un intento por interrumpir la certificación de los resultados electorales que confirmaban la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020.
Estas situaciones conflictivas dejas varias reflexiones. La evidente: Implementar mejores mecanismos de seguridad para los y las candidatos en el poco tiempo que queda de campañas. Los gobiernos federal, estatal y local no pueden hacer caso omiso a esta necesidad de protección.
Las elecciones son parte de nuestra democracia, de la expresión de nuestra soberanía y de los valores de respeto a los derechos humanos y libertad. Se demanda un proceso transparente y en paz de las elecciones. No podemos permitir que haya temor, y posible abstencionismo por el tema de la violencia. Las condiciones de seguridad se deberán extender a la aceptación de resultados y transición de poderes.
Así mismo, no podemos usar los temas trágicos y de dolor con fines de mercadotecnia política. Y aunque Claudia Sheinbaum ha acusado a los partidos de oposición de hacerlo, Mario Delgado, presidente nacional de Morena, invitó a "convertir el dolor en esperanza, que la indignación se convierta en organización, que el coraje y el reclamo de justicia nos lleven el 2 de junio a la victoria... hagamos un gran homenaje a la vida de nuestra compañera Gisela y que su lucha y su mensaje duren para siempre, llenando las urnas este 2 de junio" se refería a Bertha Gisela Gaitán, quien fue asesinada al competir por la presidencia municipal de Celaya. No se vale, esto también es violencia.
Ojalá que este proceso electoral se viva en paz. Bien dice Xóchitl "traigamos vida donde hoy se pasea la muerte...verdad donde hoy reina la mentira...libertad donde hoy gobierna el miedo".
Todas y todos a votar el próximo 2 de junio.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com