Se está volviendo tema recurrente, o al menos se visibiliza más, el encono entre diferentes actores políticos, lo que encuentro pernicioso cuando más que nunca, México necesita unidad.
Una de las potencias más grandes del mundo y para colmo, nuestro vecino, Estados Unidos y su presidente Donald Trump ha mostrado y ha actuado implementado conductas radicales que ya son de todos conocidas, particularmente en el tema migratorio, narcotráfico y la política arancelaria.
El Poder Ejecutivo Federal, el Legislativo y Judicial, sí como los estados y los municipios, deberían estar trabajando, construyendo una política que no permita afrontar la embestida que hoy se gesta y se avecina. Lo hemos visto: las casas que atienden a los migrantes en Nuevo León, se quedaron sin subvenciones para darles techo, alimento, vestido ¿cuántos de ellos se quedarán aquí?¿habrá cómo resolverles su situación?
Respecto a los tan llevados y traídos aranceles al acero, que, digamos, es el que más preocupa en la entidad ¿se va cocinando alguna estrategia, hay un plan b o c?
Eso, por referirme a algunos ejemplos que son los que más llenan las páginas de los periódicos y espacios informativos, pero no es lo único.
¿A quién beneficia que la presidenta le haga desaires a la Corte en el Día de la Constitución? ¿Quién sale ganando cuando la Cámara de Diputados deja de escuchar lo que realmente claman los ciudadanos?
¿Qué utilidad tiene que el Ejecutivo estatal siga distanciado de los diputados, que no haya un presupuesto y que como resultado dejen de hacerse cosas, o se acorten proyectos? Y muy especialmente cuando Nuevo León tiene frente a sí, compromisos internacionales, como el Mundial de Futbol.
¿Quién se beneficia de un pleito entre poderes locales cuando son los municipios como primer respondiente ante el ciudadano, los que se quedan cruzados de brazos ante las carencias del día a día?
La gran falla de nuestra época, como decía Churchill, es que los hombres –y los políticos-, no quieren ser útiles, si no importantes y bajo esta óptica, seguiremos enfrascados en disputas estériles, mientras el real enemigo está afuera.
No todo está perdido, cuando la presidenta envió a Omar García y su equipo de seguridad, a hacer labor de inteligencia y empezar a desmantelar narcolaboratorios y seguro en próximos días veremos más personas tras las rejas.
Y aunque la seguridad es mucho más, habrá que confiar en el proceso.
Quienquita y podamos decir lo mismo en los asaltos, los feminicidios, la pérdida de personas.
Ojalá que también el diálogo entre los Poderes locales pronto cristalice en un presupuesto que, si bien no es sea el óptimo, permita al menos destrabar pendientes.
Como sociedad, es lo que queremos y merecemos.
Y aunque ya es mucho pedir, en aras de esa unidad a la que apelamos, estaría genial que como habitantes de este estado pudiéramos ser escuchados en temas muy sentidos, como movilidad y servicios básicos.
Construir la unidad es como trabajar, diría Goethe, duro todo el día y que, como premio, un hermoso atardecer nos saliera al encuentro.