¡Qué fácil resulta hablar contigo, a pesar del tiempo que nos separa, de las distancias que nos alejan, incluso de las vidas que transitan y de la muerte misma! Siempre fue así, ¿verdad, mamá? Desde aquellos días en que habitaba en tu vientre, me susurrabas, platicabas. Y ahora, aunque hayan pasado más de tres décadas desde que te fuiste de este plano terrenal, encuentro consuelo en dialogar contigo, en sentir tu espíritu, tu esencia, como si al mirarme al espejo, encontrara en mi reflejo una parte tuya. Porque, Doña Julia, bien sabes que las madres nunca se van del todo.
Ahora que soy padre, vislumbro apenas algo del amor incondicional que sentiste por mí y mis hermanos. Aunque comprendo que la relación entre madre e hijos, entre padre e hijos, es un universo de matices, puedo percibir la profundidad de tu amor, una conexión que va más allá de lo terrenal, alcanzando planos espirituales y etéreos.
La madre, es una figura mítica, dotada de una magia ancestral como la tierra misma que nos sustenta. El ser mamá, reside en una fuerza inquebrantable, un amor puro y genuino que nutre, que sostiene. Como la tierra fecunda que engendra vida, tú doña Julia y todas las madres son sustento emocional, el calor del hogar, el cobijo en los momentos de tormenta. Déjame contarte que ahora nuestro México que se debate entre tradiciones machistas y fervores guadalupanos, emerge la luz que habita en las mujeres, que ilumina los caminos del país.
En medio de un panorama político dominado por el patriarcado, donde el poder y la influencia solían ser terreno exclusivo del hombre, surge un renacer inevitable. Desde el vientre de la madre tierra, desde el alma luminosa de las mujeres, emergen líderes dispuestas a tomar las riendas del país . Y por fin, tras siglos de desigualdad, nuestro país vislumbra la posibilidad de tener una madre como presidenta.
Aunque en la contienda electoral también hay un hombre que aspiran al cargo supremo, Máynez, por el Movimiento Ciudadano, siento que son las mujeres quienes tienen el potencial de triunfar. Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, mujeres de fuerza indomable, respaldadas por una coalición de partidos, llevan sobre sus hombros la esperanza de convertirse en la primera presidenta de México.
¿Te imaginas, mamá, el impacto que tendría una mujer en la presidencia en este país de machos? Ya era hora de que la voz de las mujeres resonara con fuerza en los pasillos del poder. Así como tú, que tras la muerte de papá, te convertiste en madre y padre a la vez, muchas mujeres valientes sacan adelante a sus hijos, enfrentando la viudez, el divorcio o la ausencia del padre con una fortaleza admirable.
Te extraño mamá. A veces, en mis sueños te veo, pero hace rato que no apareces al dormirme. Y ahora que viene mi cumpleaños, que coincide con el día de las elecciones, te pido un solo regalo, que celebramos que por primera vez en la historia de este país que tengamos una madre presidenta.