Un poder judicial comprometido con la paz

Por fortuna, la mayoría en la Corte no coincidió con el ministro Arturo Zaldívar

Para las víctimas de la guerra sucia, para las mujeres indígenas violadas y torturadas por militares en Guerrero, para los familiares de las más de 111 mil personas desaparecidas, para los jóvenes acribillados en Nuevo Laredo y para los defensores de derechos humanos y periodistas espiados con Pegasus, la militarización no es algo menor, y reducir su significado a "cualquier cosa" puede resultar ofensivo y reduccionista para su lucha.

Por mayoría de votos, la Suprema Corte declaró la invalidez de las reformas legales impulsadas por el Ejecutivo y aprobadas por el Legislativo para que la Sedena tuviera un control total sobre la Guardia Nacional. La Corte determinó que la Sedena no puede controlar operativa y administrativamente a la Guardia Nacional porque le quita el carácter civil y policial que debería tener (aunque sabemos que la mayoría del personal de la Guardia y de sus altos mandos son militares). Sin embargo, es importante que la Corte haya ejercido un contrapeso y haya puesto un freno a la cada vez más poderosa e impune Sedena.

Por fortuna, la mayoría de las y los ministros no coincidieron con el ministro Arturo Zaldívar y determinaron que la militarización no es cualquier cosa. Recordemos que el miércoles pasado al pronunciarse por la validez de las reformas que entregaron el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional a la Sedena, al debatir en la Suprema Corte la acción de inconstitucionalidad 137/2022, la postura de Zaldívar sobre el papel que debía jugar la SCJN se sostuvo sobre la idea de que "nuestro trabajo no es ni puede ser votar a favor o en contra de la militarización, cualquier cosa que esto signifique".

¿Por qué es importante que las Fuerzas Armadas se dediquen exclusivamente a las tareas que le son innatas? Todas las víctimas de la estrategia de seguridad basada en militares dan la razón: el Ejército en las calles no brinda seguridad ni atención a la ciudadanía. Están entrenados para matar, no para procurar justicia.

Por último, resalta el ataque del ministro Zaldívar en contra de los tuiteros jurídicos que se involucran en el debate público, a quienes llamó "constitucionalistas de ocasión" en respuesta a que –después de la sesión del lunes– varias abogadas y abogados criticaron su postura. Su ataque se empieza a parecer a los embates del Presidente contra los periodistas y activistas críticos. Ojalá el ministro empiece a escuchar más a estos constitucionalistas para desentrañar el verdadero significado de la militarización y el impacto que tiene sobre las víctimas pasadas, presentes y futuras de nuestro país. Antes parecía importarle. ¿Qué fue lo que le llevó a dar un giro discursivo tan opuesto?