México es un país de violadores, donde a los violadores se les perdona, se les deja libres o incluso se les premia obligando a niñas a vivir con ellos.
Es una realidad difícil de aceptar que en nuestro país hay un peligro latente de violaciones, pero lo podemos comprobar simplemente conociendo que del cien por ciento de embarazos adolescentes el 82% fue perpetrado por un hombre adulto.
Menos del 18% de embarazos de adolescentes fueron por la relación entre dos jóvenes menores de edad. Incluso se han registrado casos de adolescentes de 15 años embarazada por un hombre de 75 años. Las relaciones de menores de edad con adultos son violaciones, no existe el consentimiento con esa diferencia de poder, es violación.
Estadísticas nacionales nos muestran que 4 de cada 10 delitos de violencia sexual se realiza contra menores de 18 años. También sabemos que Nuevo León está entre los primeros lugares y que cada año van en aumento las violaciones, incluso en junio de 2023 existieron 114 casos de violaciones, la cantidad más alta registrada en 5 años. Esto es una alerta roja.
No sabemos cuál es la estrategia nacional preventiva para disminuir estos casos. Claro que podemos informar a las menores a edad temprana para que se protejan, que confíen en sus padres o madres para denunciar estos casos incluso desde el preescolar, pero queda la duda de porque no existe presupuesto suficiente para atender estas problemáticas.
Anteriormente se denunciaba que Salud y Educación tenían diferentes protocolos, lenguajes, formas de aproximación para atender el mismo problema, que no había coordinación entre estas. Parece que las Secretarías están divorciadas, aquellas a las que les atañen estos temas incluyendo a la Secretaría de Seguridad y la Secretaría de Mujeres que debieran pronunciarse a favor de la prevención y de la educación sexual, incluida la educación sexual para madres y padres.
Esta falta de coordinación seguirá cobrando factura, pero en las víctimas menores de edad, porque lamentablemente los adultos encargados no hablan de temas incómodos. Los adultos a cargo no quieren tocar temas complicados que requieren atención para frenar la problemática. Los adultos a cargo quieren cambiar de página y permitir que este siga siendo un país de violadores.