La transmisión vertical del VIH, también conocida como transmisión maternoinfantil o perinatal es aquel contagio que ocurre entre una mujer embarazada y su futuro bebé.
Las personas que buscan un embarazo de forma ideal deberían hacerse pruebas de VIH antes incluso de iniciar el embarazo; sin embargo, eso no es posible en todos los casos. En los casos en que inicia el embarazo lo más recomendable es hacerse la prueba de VIH y sífilis en el primer trimestre para detectar a tiempo la presencia de infecciones de transmisión sexual.
De existir casos de personas embarazadas que vivan con VIH se les otorga un tratamiento de antirretrovirales (TAR), la tarea de este medicamento es mantener baja la cantidad de virus hasta ser indetectable lo que ayuda a que la probabilidad de contagiar al bebé se reduzca al 1%.
Este año 2023 se actualizó una norma que desde 2010 no se actualizaba referente al diagnóstico y control de VIH, posterior a eso Censida dio a conocer un boletín en julio de 2023. En el boletín mencionado podemos observar que los casos de mujeres embarazadas que viven con VIH ha ido en aumento de 2016 a 2022. Mientras que en 2016 se registraron 636 casos, para 2022 se registraron 828 casos, este es uno de los motivos para no bajar la guardia. En ese año se reportaron 51 casos positivos en los bebés recién nacidos, lo que significó que cerca de 770 mujeres lograron evitar el contagio con su tratamiento.
Otro dato importante que nos arroja CENSIDA son los casos de menores de 14 años que viven con VIH. En el caso de los hombres adolescentes en el segundo trimestre de 2022 se registraron 134 casos y en el segundo trimestre de 2023 fueron 137 casos. En el caso de mujeres adolescentes menores de 14 años fueron 236 para el segundo trimestre de 2022, y aumento mucho para 2023 llegando a 287 casos.
Preocupa que los casos de adolescentes mujeres significan el doble de los casos de adolescentes hombres, pero en ambos casos nos hace recordar que los menores en nuestro país están iniciando su actividad sexual desde los 12 años, en ocasiones sin ninguna información que les proteja de infecciones de transmisión sexual y/o embarazos adolescentes. Algunos menores ni siquiera van a solicitar su diagnóstico por miedo a sus padres o madres.
En ambos casos, en la transmisión vertical de madre a hijo, como en los contagios de adolescentes estamos fallando a las poblaciones más vulnerables. También en ambos casos el diagnóstico oportuno y el correcto tratamiento les da a las personas la posibilidad de mantener su conteo viral lo suficientemente bajo para mantener su salud y continuar su proyecto de vida.
En los siguientes meses estaré escribiendo sobre este tema de salud pública tan importante para el país y para un estado fronterizo como el nuestro.