Deciden parar el reloj legislativo, nos llevan al limbo, se declaran en sesión permanente, el tiempo, por un mandato de los diputados, ya no es importante, los plazos de la ley para presentar presupuestos, vetos, convocatorias, se vuelven una teoría de relatividad, y entonces cualquier ley, cualquier plazo perentorio, puede viajar a la velocidad de la luz. Esas historias de cronos se han intensificado por parte de los diputados, por la mala relación con el Ejecutivo del Estado.
Parecen un matrimonio a punto del divorcio, dos adolescentes que un día se quieren y acuerdan presupuestos para sus municipios y al otro ya están pidiendo juicio político contra el gobernador. ¿Me quiere? ¿No me quiere? Y van cayendo los pétalos, se queda solo el tallo, se va deshojando la margarita y dice… ¡No! ¿Será que en este mes de febrero puedan ponerse de acuerdo? Es el mes del amor y la amistad. ¿Se podrán transformar en los amorosos?
Pero creo que en este caso, un ángel despistado va tirando flechas, a diestra y siniestra, así le da a la bancada de dos partidos que antes eran oposición, PRI y PAN, y surge “los amorosos…”el PRIAN y el ejecutivo en su soledad se va con… “El primero que lo tome de la mano” que no pregunte, ni cuestione su campaña en donde le tiraba al presidente… pero ahora la flecha del Cupido despistado, le llegó a AMLO para entregarle su corazón rojo con su mano izquierda, y el gobernador lo tomó con su mano diestra para caminar juntos como “los amorosos”.
Esta política de “amor-odio”; o “el amor apache”; me recuerda precisamente a “Los amorosos”, poema de Jaime Sabines, “… los amorosos son los que abandonan, / son los que cambian, los que olvidan… Tienen serpientes en lugar de brazos. / Las venas del cuello se le hinchan/ también como serpientes para asfixiarlos… Y en esa lucha de querer aplastar al otro, se pierde el equilibrio de poderes, juegan a las vencidas, a ver quién gana, tal como aquellas parejas que olvidan el amor para ganar la discusión; porque del odio al amor solo hay un paso, un decreto, un presupuesto, un fiscal.
“Y así se olvidan del amor”, del trabajar en armonía en torno a la gente, no se entienden ambos poderes, se sienten traicionados como dos amantes que niegan su infidelidad delante del ciudadano. El poder ejecutivo ve un amasiato entre los diputados de los diferentes partidos con tal de terminar con él, los legisladores saben que al voltearse les pondrá el cuerno el gobernador con la federación. Ambos desconfían del otro, en este historia de engaños y traiciones en este “tiempo de los amoroso”.