En 2021 el gobernador Samuel García recién se estrenaba en funciones, así que en noviembre de 2021 entregó el presupuesto con todos los documentos completos. Al año siguiente, en noviembre de 2022, entrego una parte de los documentos que integran el presupuesto y el resto de documentos lo entrego en enero de 2023, aún así se le aprobó.
Ahora en noviembre de 2023 otra vez entregó una parte de los documentos, no todo completo como debe ser. Estamos a 13 de diciembre y aún no entrega lo faltante.
El año pasado parecía algo inédito y nos causó mucha confusión recibir solo una parte del presupuesto, pero se avanzó. Creo que la experiencia vivida es lo que nos ayuda hoy a tener tranquilidad, sabemos que tarde o temprano el Gobernador deberá entregar el resto para la aprobación y el funcionamiento del estado.
En el Presupuesto se deben considerar las reformas legales que hemos realizado en el año y las y los diputados debemos revisar que eso se cumpla, que se cuiden todos los aspectos. La maniobra es muy evidente, dejarnos sin tiempo para analizar a fondo los errores de sus propuestas o las omisiones.
Seguramente pronto va a ser un tema *urgente* de resolver, una urgencia fabricada. Lamento que Nuevo León haya pasado por la incertidumbre de saber quién era el Gobernador, pero más lamento que por segunda vez quien encabeza el estado no quiera ser transparente en los proyectos en los que se gastará el dinero de la gente de Nuevo León, el dinero que llega para satisfacer las necesidades de todos, no de una persona o de un partido político.
Es el tercer año que debe entregar el presupuesto esta administración, le quedan tres años más, pero pronto la población de Nuevo León elegirá si quiere tener contrapeso a una persona irresponsable o alcahuetes que le permitan seguir dilatando los procesos mínimos necesarios para el buen funcionamiento de nuestro estado. El tiempo dirá, por ahora a esperar.