Siervos de la nación

Estas son solo algunas de las muy, pero muy desafortunadas frases que ha vertido Ana Gabriela Guevara.

"Entre más me chingan, más que crezco", "Todo lo que gano me lo trago, me lo unto y me lo visto".

Estas son solo algunas de las muy, pero muy desafortunadas frases que ha vertido Ana Gabriela Guevara, titular de la CONADE, tras su cuestionada visita a París, con motivo de los Juegos Olímpicos.

Para nadie sería una "molestia" su viaje, si no fuera porque en más de una ocasión ha quedado al descubierto que quien dirige el destino del deporte en nuestro país, carece de empatía hacia quien, como ella, está o estuvo comprometida como atleta de alto rendimiento representando a México.

"Por mí que vendan calzones o Avon", dijo en mayo del año anterior cuando calificó de mentirosas y deudoras a las nadadoras mexicanas que participaron en el mundial de la especialidad en Egipto, a quienes se le dejó de dar apoyos.

Guevara siempre tuvo el respaldo de Conade en todos los sentidos, pues sus resultados la respaldaban, pero al llegar a dirigir el organismo, se desvive por demeritar a los atletas y considera que las becas se estuvieron dando sin un orden y sin exigir resultados.

Lejos, muy lejos estoy de ser una experta en deportes; pero tampoco se necesita serlo para no darse cuenta del malísimo manejo de la sonorense como directora de la Comisión Nacional del Deporte.

Nadie que esté en un cargo de tal envergadura debería verter expresiones poco razonadas.

Es en este tipo de casos donde se acomoda como anillo al dedo la frase de que "el peor enemigo de un mexicano, es otro mexicano" y poco ha valido su mal desempeño mediático ante la controversia porque, bien lo hemos vivido por casi seis años, ha tenido en AMLO al mejor de los maestros.

En cualquier libro de liderazgo se puede hurgar para detectar las características de un líder: pensamiento creativo e innovación; habilidades de comunicación, receptividad y empatía; compromiso y capacidad para motivar e inspirar a otros.

Cero que ver con el perfil de Ana Guevara y de muchos otros y otras, que merodean el servicio público.

¿Qué es lo que habrán aprendido en casa o en la escuela? ¿Qué hay de los buenos modales, de las normas de convivencia social?

¿Qué es lo que nos depara el deporte de alto rendimiento para los próximos seis años? ¿Deberán, nuestros atletas, seguir vendiendo productos por catálogo?

Los clavadistas Osmar Olvera y Juan Celaya; el pugilista Marco Verde; la atleta Prisca Awiti; Alejandra Valencia, Ana Vázquez y Ángela Ruiz, quienes compitieron en Tiro con Arco; las reinas del nado sincronizado, ellos y ellas sí son ejemplos a seguir porque sus logros les han costado, como les ha costado a muchos más que buscan poner en alto el nombre de México y se topan con un palmo de narices cuando acuden a las autoridades.

Ojalá que en el sexenio que está por comenzar podamos elevar el nivel de los servidores públicos; que de verdad prevalezca el servicio profesional de carrera para que, además de encajar con el perfil para el que fueron contratados, se promuevan cursos de programación neurolingüística, de habilidades blandas, de liderazgo, en fin, todas las herramientas que permitan a cada servidor público ser, realmente, como los llama AMLO "siervos de la nación".