"Algunos de los mejores regalos de Dios son las plegarias sin respuesta"
Garth Brooks
Llega un momento en la vida en la que resulta complicado explicar qué te pueden regalar, ya sea en Navidad o el cumpleaños.
Tengo, por fortuna, casi todo a lo que puedo aspirar o requerir para vivir la vida en paz. De pronto aparece algún antojo, alguna novedad, pero no son cosas necesarias, de manera que difícilmente adquiero o pido a la gente de mi absoluta confianza, familiares o amigos, que me lo obsequien.
Así, los regalos terminan siendo ropa, una loción o cosas así.
Sería ideal poder pedirle a Santa Claus o al Niño Dios, cualesquiera que sea su creencia, incluidos los Reyes Magos, que las cosas cambiaran en nuestro entorno, que mejorara muchos aspectos de nuestras ciudades y que mejorara la conducta y comportamiento de nuestros funcionarios públicos y políticos.
Pero son nada más Santa Claus, el Niño Dios y los Reyes Magos, ellos hacen regalos, ni milagros.
Si tuviese la oportunidad de pedir un regalo, pediría una sociedad más amable, menos violenta, menos contaminada, más transitable, con mejores vialidades y mejor transporte.
Pediría una comunidad más empática, menos polarizada, más incluyente, menos agresiva, más tolerante y que tuviese por norma el aceptar las diferencias como algo común, respetando las creencias e ideologías de los demás sin tratar de imponer las propias.
Pediría por los que menos tienen, lo haría solicitando más justicia social, menos desigualdad.
Pediría también por los enfermos y por los médicos y científicos que los curan. Por los maestros, por los adultos mayores, por los niños y las mujeres que luchan solas, así como por los hombres que sacan adelante a sus familias.
Pediría por los desvalidos y los migrantes, pero no para darles un plato de comida o una solución de un día, sino para encontrar fórmulas que permitan resolver su situación.
Pediría que no hubiesen guerras y que se encontrara la forma de una sana convivencia entre todos los países.
Pediría premiar la cultura del trabajo y el esfuerzo, facilitar la creación de empleos y abrir los caminos a quienes con su labor generan riqueza.
Pediría, en suma, un mundo mejor para todos.
Una sociedad con menos corrupción y menos delitos, con más oportunidades de empleo, educación, salud, esparcimiento, un lugar donde crecer y desarrollarte mediante el simple esfuerzo y que esta idea permeara en todos de manera sencilla, haciéndoles ver que todo cuanto sueñen puede estar a su alcance, si lo desean con fe y hacen lo necesario para conseguirlo.
Pero son simplemente Santa Claus, el Niño Dios y los Reyes, y ellos no hacen milagros, sólo traen regalos.
¡Felices fiestas!