Recordar la Revolución

Recordar la historia siempre es interesante a la luz del contexto presente, es decir, responder: ¿qué nos dejó la revolución?

Como cada año en México, recordamos la revolución de 1910 el acontecimiento más importante en el siglo 20. Fue una lucha armada para acabar con la tiranía de poder, injusticia y desigualdad. Había una justa exigencia mayoritaria en el pueblo para tener condiciones para una vida digna ante una profunda crisis en lo económico, político y social.

Los ideólogos de este movimiento fueron los Hermanos Flores Magón, periodistas y políticos opositores al régimen de Porfirio Díaz. Ricardo y Enrique Flores crecieron en Oaxaca, convivieron con comunidades indígenas de la Sierra Mazateca donde su padre era altamente valorado por su experiencia; de él adquirieron las enseñanzas sobre el pensamiento indígena que contenía principios de un comunismo libertario, justo y equitativo, sin imposiciones ni tiranías. 

Ellos inspiraron a Francisco Madero en sus ideas de no reelección, la devolución de tierras a los campesinos y principios democráticos sustentados en la participación ciudadana.

El descontento de la población mexicana por la dictadura de Porfirio Díaz, que ocupó la presidencia por 35 años, se aunó a condiciones sociales frágiles que, aunque había crecimiento económico y estabilidad política, había empresas en manos de extranjeros y crisis petrolera; el 90 por ciento de la población mexicana vivía en pobreza y había fuertes violaciones a los derechos humanos principalmente hacia los campesinos despojados de sus tierras. En resumen, una gran desigualdad que motivó a la lucha armada que produjo más de 1 millón de muertos.

Después de la derrota de Díaz, el país fue configurado por líderes revolucionarios que pelearon por el poder prometiendo derechos, justicia y libertad al pueblo de México. Argumentos que todavía se utilizan en las campañas políticas.

Entre ellos están Francisco Madero, Emiliano Zapata, Pancho Villa, Venustiano Carranza, Victoriano Huerta, Pino Suárez y Pablo González, entre muchos otros. Todos animados por el cambio y algunos, movidos por la traición para el logro de sus objetivos. También hubo participación de mujeres como Hermila Galindo, Elvia Carrillo y Elena Arizmendi ideólogas feministas.

Recordar la historia siempre es interesante a la luz del contexto presente, es decir, responder: ¿qué nos dejó la revolución?, ¿se lograron los ideales de la lucha?, ¿qué sigue pendiente?

No hay duda de que los principales logros de la Revolución Mexicana fueron el establecimiento de un sistema democrático de elecciones y la Constitución de 1917. No obstante, en el transcurso de nuestra historia hemos perdido condiciones de equidad y de respeto por la democracia

Recordemos que el sistema democrático mexicano se basa en elecciones, partidos políticos, separación de poderes, marco legal que protege derechos y libertades de los ciudadanos e instituciones. Tenemos, al menos en teoría, una democracia deliberativa, que permite pluralidad de opiniones, libertad de prensa y de expresión y movilidad.

Hoy en día, México sigue enfrentando situaciones que vulneran los derechos de su población; sigue habiendo desigualdad y acceso limitado para el trabajo digno, educación de calidad, servicios de salud adecuados y, sobre todo, falta paz social. Además, la presencia del narco, la corrupción y el predominio de un partido político vuelven a poner a prueba nuestra democracia. Y la situación se agrava con la falta de contrapesos con la reforma judicial y desaparición de organismos públicos.

Así pues, los motivadores de la revolución de 1910 siguen siendo los mismos: la necesidad de respetar la dignidad, la libertad de los ciudadanos y condiciones de igualdad para todos. 

Tal vez debiéramos también recordar la revolución de conciencias que implica un despertar colectivo que promueva la participación ciudadana, la sostenibilidad y el análisis de las estructuras de poder e instituciones públicas. 

La revolución de conciencias busca que las personas desarrollen una visión crítica de la realidad; asuman un papel activo en la construcción de soluciones colectivas; rompan con patrones de pensamiento individualista y conformista; y valoren la equidad, la justicia y la sostenibilidad como principios fundamentales. 

Conmemorar la Revolución Mexicana no es solo un acto de memoria histórica; es también un recordatorio de que debemos seguir defendiendo la democracia, sus instituciones y nuestra libertad. 

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com