Qué Xóchitl y qué Claudia queremos

Tantán. Xóchitl Gálvez será la candidata presidencial del frente opositor y Claudia Sheinbaum será la de Morena

Tantán. Xóchitl Gálvez será la candidata presidencial del frente opositor y Claudia Sheinbaum será la de Morena. Tendremos, a partir del 1º de octubre de 2024, una mujer al frente de la Presidencia de la República. Nada mal: el gran techo de cristal roto. En un país profundamente machista, misógino y feminicida, es una gran noticia que se cimbre el patriarcado del poder político.

Justamente en nueve meses -el 2 de junio- saldremos a votar, pero, ¿qué sigue ahora, durante estos largos tres trimestres? Yo creo que lo que suceda dependerá en buena medida de lo que hagamos nosotros, los periodistas. Lo que ocurra durante los tiempos de precampañas y campañas será responsabilidad nuestra. Me parece que si caemos en lo simple, en lo trivial, en el escándalo, en la comidilla, en permitirles a las candidatas puras ocurrencias y peroratas de ocasión, presenciaremos tres temporadas de política TikTok, una especie de colosal casa de los famosos entre dos personas, todo en tiempo real, con el recuento nocturno y matutino de cada trivialización de ellas, y mire usted que ya de por sí el de las campañas es un mundo de vacuidad.

Necesitamos saber si Claudia se compromete a ser una mujer de izquierda, liberal y progresista que ayudará a detener el cambio climático, a fomentar las energías limpias, o continuará con las políticas del siglo pasado de su mentor. Si será una mujer que ande al lado de los feminismos, o si acaso, con tal de emular a su líder, se erguirá como la primera presidenta machista de la nación, amiga de sujetos imputados como violadores. ¿Respeto absoluto a los organismos autónomos, o vamos a vivir otra interminable guerra para someter poderes? Igual va para Xóchitl: ¿va a respaldar TODAS las agendas de los feminismos, incluida la de decidir sobre su propio cuerpo en todo el país? ¿Y los planteamientos de las diversidades sexuales? ¿Y la eutanasia la impulsará? ¿Se va alejar de personajes de dudosa probidad que la han estado acechando? No, Xóchitl, en política no caben todos, hay sumas que restan: los extremistas odiadores no tienen cabida, a la larga sólo generan discordias.

Así que las dos tienen que responder sobre todos los temas necesarios y explicar sin generalidades los qué, los cómo, los con qué y los cuándo. Cerquémoslas democráticamente a punta de de temas específicos de los grandes y pequeños problemas nacionales y contrarrestemos así las ocurrencias de sus war rooms.

APUNTES DESDE EL HOSPITAL. EL ESPEJO.

Escribo en cuanto tengo minutos de fuerza y lucidez. Se requieren las dos. Una, sin la otra, es estéril, se diluye. Así que taptaptap, unas palabras, unas líneas, ya.

Me habían advertido de ti, pero claro, no les hice caso: una semana después, me fui a flirtear contigo y la pagué. Música de circo, Maestro. Ladies and Gentlemen, I give you tonight the one and only... Mr. No Mercy!!! Tantantán-Tarararán. Eres despiadado, espejo, eres muy culero. Luego me regañan algunos lectores si escribo palabrotas pero decir que la banda es culera no es ofender a nadie, es hacer un retrato hablado en una palabra. Eres malo. Muy malo. Es duro confrontarte, estrellarse contra uno mismo reflejado en ti (¿o era al revés?). Luego de tantos días de dolores y deterioro, la verdad me costó mucho temple sostenerte la mirada. De hecho, hiciste que la bajara. Me sacudiste muy gacho. Me cimbraste. Me humillaste con tu verdad espejeada. ¿Eso es lo que ve mi Julia? ¿Eso? ¿Cómo no va a llorar, carajo, o mirarme con ojos tristísimos, si ve mi rostro grisáceo, hundido, demacrado? Who the fuck are you, man? No me reconozco. Me rehuso a ser esa persona que reflejas. No soy yo. No puedo serlo. ¿Y esa mueca tétrica quién me la cinceló, en qué momento de honda decrepitud nocturna me extirparon la sonrisa? No, Dios, no. ¿Cómo me deterioré tanto en unos días? ¿O ya son muchos días de internamiento?

Aquí el tiempo transita bajo otros parámetros temporales. Hay noches interminables de dolor, miedo, fiebres, taquicardias y alucinaciones. También largos días de desesperanza e incertidumbre. Jornadas calavera, cuando piensas que la huesuda ya te ganó. ¿Cómo se mide el deterioro de una noche desesperada? ¿Cómo se mide en años-vida un día infausto de hospital? Al salir triunfante de cada batalla intestina, gracias a la sapiencia de los eminentes médicos, ¿cuántos meses y años de vida perdí en las trincheras? ¿Cómo se cuantifica una madrugada de emergencia en la que, después de llorar como niño asustado, desconsolado, abandonando por la vida durante una noche de vómitos enmierdados, llega la calma de la resignación, y no dejas de agradecerle a la enfermera que nunca jamás soltó tu mano mientras tú veías el inframundo llegar con toda su vulgaridad?

Luego, espejo del demonio, hay esos otros tiempos que no me puedes arrancar porque existen dentro de mí y no los ves. Son esos instantes en que se detiene todo, pírricos momentos placenteros. Colada por una ventana, hoy por primera vez sentí la calidez del sol en un pedacito de mi piel, en un trozo de mi brazo izquierdo. También en mi frente, en un cachito de mi frente. Duró unos segundos. Cerré los ojos, no sabía qué estaba sintiendo, de dónde provenía esa bondad lumínica en la cual nadie repara. "Hola, qué tal tu día. Fíjate que hoy sentí la luz solar durante unos segundos y me reconfortó como no recuerdo haberlo sentido en muchos años. Me brotaron lágrimas de los ojos. Sentí agradecimiento y esperanza, en tres o cuatro exhalaciones". "Ah, ok, qué padre. Sale, bye".

Quién habla de eso, o de la ternura de tu cuerpo inerte temblando en la silla hospitalaria de una regadera a la espera de que le rieguen agua calientita con una manguera. ¿Hay un momento de más vulnerabilidad que el de ese cuerpo desnudo, encorvado 20 años más, que titirita, implorando para que el chorro que acaricia su piel no acabe nunca? Exhalaciones de placer. Pero tú, espejo, tú no exhalas, tú me escupes el reflejo de una mirada abatida, chueca, desconsolada, apagada. Uno acá adentro tratando de guerrear contra la huesuda que me quiere llevar, haciéndose pasar por el gladiador, el guerrero, el mosquetero, el vaquero, el hitman, el lobo, el tigre, Batman y Spiderman, todos juntos, y tú me escupes la imagen desoladora de un alfeñique hospitalario. Con razón la mirada atónita de quienes me aman: no ven ningún marinero surcando la tempestad con el timón gobernado, ven a un charalito naufragando.

Te odio, espejo inmisericorde, perro del mal, pero sabes qué, como dicen en Gringolandia: I will prevail.

O como digo yo, que he sido barrio fugaz de muchos barrios: a la pinche calaca mordelona ya le conté 44 dientes marcados en mi vientre y todos se los arranqué.

Voy al pasillo, don miserable espejo, es hora de caminar con mis nueve catéteres y sondas. Luego te cuento de los espectros del pasillo.

jp.becerra.acosta.m@gmail.com

Twitter: @jpbecerraacosta