Lo hace todo el tiempo, no es la primera vez. El presidente López Obrador insulta y difama constantemente, utiliza el poder del Estado contra sus opositores. En estos años ha violado, a través de sus mañaneras, las leyes que los mexicanos nos hemos dado, así como derechos humanos reconocidos en la propia Constitución. Esto último se vuelve evidente cada vez que se pronuncia contra expresidentes (como Felipe Calderón y Vicente Fox), contra personajes de la política, contra ministras y ministros de la Corte, contra periodistas (Carlos Loret, es un ejemplo de tantos), contra empresarios del deporte, industriales líder de la sociedad civil; en fin, contra cualquiera que se le oponga. La respuesta de la ciudadanía ha sido a veces tímida. En lo que a mí respecta, siempre he reprobado públicamente dichas conductas.
Así que no sorprende que declarara violentamente contra Xóchitl y que exhibiera información que sólo con el poder del Estado podría haberla obtenido. La ciudadanía tiene que denunciar cada vez que se usa facciosamente el poder del Estado.
Además de denunciar, tenemos que pedirle cuentas porque es claro que no gobierna. El artículo 89 de la Constitución señala las facultades y las obligaciones de un presidente; nada más la fracción primera encierra todos los ámbitos de la vida de un país: salud, educación, transparencia, economía, etc. Sin embargo, el presidente que tenemos ha decidido no gobernar.
Nada más en el mes de julio el presidente debería responder acerca de estos hechos:
1. El cierre del mes de junio como el más violento del año.
2. La cancelación de varias Normas Oficiales y las consecuencias que esto implica.
3. El asesinato de dos periodistas: Nelson Matus Peña y Luis Martín Sánchez Íñiguez
4. La violencia creciente en Guerrero, Tamaulipas, Chiapas y Estado de México
5. La falta de mantenimiento de la infraestructura de clínicas y hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social, falta que implicó el fallecimiento de Betzabé en Playa del Carmen, así como el ineficaz acompañamiento a la familia. En este caso, había presupuesto para cambiar de elevadores con todo y mantenimiento, pero no lo gastaron porque la línea es que el dinero debe irse a los proyectos decididos por el Presidente de la República.
6. El subejercicio en materia de salud y la falta de medicinas y tratamientos.
7. La cancelación de las Normas Oficiales en materia de Salud.
8. Las recientes balaceras en Tamuín, San Luis Potosí.
9. El deterioro ecológico comprobado que genera y generará el tren maya. Por cierto, para desmentir las afectaciones a la vida animal de la zona, el presidente López Obrador mostró un video de Brasil. Sobre esto último tampoco dice nada.
10. Una de las carreteras más importantes del país es tomada por el crimen organizado quienes secuestraron a varios funcionarios. La respuesta es enviar a la Guardia Nacional, que ésta sea humillada y, al final "dialogar" con los criminales para decir que se resolvió el problema.
El presidente no sabe qué hacer, con razón prefiere pelearse con Xóchitl y con todo aquel que se pronuncie de manera distinta a la que el propio López Obrador quiere.
Pero la ciudadanía libre no puede cansarse ni callar y mucho menos en este año.
Al gobierno de Morena le pedimos que respondan a los problemas y que asuman su responsabilidad por el daño causado.