"Es que la verdad no se puede exagerar. En la verdad no puede haber matices. En la semi-verdad o en la mentira, muchos"
Pío Baroja
Me parece no sólo sensacional, sino simple y sencillamente necesaria la implementación de los "Puntos Naranja" (aunque el nombre me da en la boca del estómago por su simpleza partidista), implementado por el Instituto Estatal de las Mujeres.
Estos son sitios en lugares públicos en los que cualquier mujer que se sienta en riesgo puede acudir a buscar protección y apoyo. Ahí, dicen las autoridades, personal capacitado las protegerá y orientará, además de en caso necesario ser canalizadas a una autoridad superior que vele por su integridad.
Conozco no de ahora, sino de hace varios años, a la Presidenta del Instituto, Laura Paula López, sé de sus luchas personales y públicas, de su trabajo el cual respeto y admiro y he tenido con ella alguna diferencia de criterio que aunque nos ha alejado no es impedimento para reconocer sus esfuerzos.
En lo referente a este proyecto me parece, y subrayo el "me parece", que ni ha sido bien implementado y mucho menos bien promocionado.
Tener espacios seguros en los que una mujer en peligro encuentre apoyo y seguridad es fundamental en nuestro tiempo, por ello considero que este proyecto debería tener más apoyo y mejores resultados.
Pero si te pones a investigar resulta que a finales de marzo habilitaron 40 de estos puntos en las tiendas de HEB, llegando con ello a 300 ubicaciones; después, el 4 de mayo, anunciaron un nuevo sitio en la Corporación de Desarrollo Turístico de Nuevo León (CODETUR), que es una oficina pública dependiente del Gobierno del Estado, y ahí dijeron que seguían teniendo los mismos 300 puntos. Finalmente, el 6 de junio, dieron a conocer que se ubicaría un nuevo "Punto Naranja" en la Universidad Tecnológica Escobedo y que con él ya serían más de 450 refugios para mujeres.
¿Cómo pasaron de 300 a 450 en tan sólo un mes? ¿Dónde están los demás?
Mi queja no va en cuestionar lo que me parece una evidente mentira y exageración, un inflar los números para simular resultados por parte de la dependencia, sino más bien en la falta de visión para extender este asunto a cientos, miles de lugares, a fin de brindar protección y apoyo a cualquier mujer en riesgo.
Instalar centros así en cualquier dependencia pública, en todas las escuelas, oficinas, centros deportivos, de todos los niveles de gobierno, debería ser una prioridad. Capacitar a las personas que ahí laboran para saber cómo actuar y comportarse en una situación de riesgo debería ser obligatorio.
Pero además, divulgar con vehemencia, recursos y una campaña extensiva las formas en las que una mujer en peligro puede mediante una señal pedir auxilio en cualquier lugar, debería ser parte del trabajo de Laura Paula y el personal a su cargo.
Lograr que restaurantes, bares, antros y discotecas se conviertan en puntos de apoyo, una cruzada, porque ni las tiendas de autoservicio, ni las oficinas públicas, están abiertas de noche.
Mi amiga Laura Paula tiene mucho trabajo y en este caso y en cualquier otro que sea en beneficio de las mujeres, cuenta con mi incondicional apoyo.