Procentro

Hasta entonces el diseño de las rutas era casi discrecional y orientado a la demanda de los usuarios

"Nunca creí que pudiéramos transformar el mundo, pero creo que todos los días se pueden transformar las cosas"

Françoise Giroud

Hace 33 años Monterrey y su zona metropolitana eran muy distintos y sin embargo fue en ese año en el que el Gobierno del Estado implementó un programa para mejorar el transporte urbano y agilizar el tráfico en el primer cuadro regio: el Procentro.

Siendo Gobernador Sócrates Rizzo García, correspondió a Juan Manuel Parás y Carlos Chavarría Garza, Subsecretario de Transporte y Vialidad del Gobierno del Estado, y director del Consejo Estatal del Transporte, respectivamente, idear e implementar la primera gran reconversión del diseño de rutas y el sistema de operación del transporte urbano en la ciudad.

En aquel entonces existían 3 mil 300 unidades en servicio, de las cuales 2 mil 800 cruzaban por el primer cuadro. (Me pregunto, ¿cuántos camiones son los que en realidad circulan hoy, 30 años después?) y la lógica del "Procentro" era partir de la velocidad promedio de esos camiones, que era de 7 kilómetros por hora.

Hasta entonces el diseño de las rutas era casi discrecional y orientado a la demanda de los usuarios, de forma que para resolver la interconectividad todos confluían muy cerca del centro geográfico de Juárez y Aramberri o en otros muy contados puntos de alta afluencia.

El programa, dirigido por Elizabeth Garza Martínez, vino a poner orden, a crear recorridos más directos en los ejes norte-sur y oriente-poniente, evitando zig-zags innecesarios, lo que redundó en una reducción del número de unidades en avenidas importantes y un incremento en la velocidad promedio del servicio, lo que significó a su vez una reducción en la frecuencia de paso de las unidades.

Faltaban aún dos años para que entrara en operación la Línea 2 del Metro, el sistema de transporte colectivo se apoyaba con la operación de las famosas "peseras" que complementaban rutas y que también confluían en el primer cuadro citadino y todo el entramado era operado por dos tipos de prestadores: concesionarios y permisionarios, estos últimos, centrales obreras con una fuerte presencia, influencia y poder en las decisiones del Gobierno.

No sólo era una decisión técnica, era necesario "hacer política", cabildear y convencer a viejos tiburones como Raúl Caballero y Eleazar Ruiz Cerda de que eran necesarias las modificaciones en el diseño de las rutas así como la asignación de paradas obligatorias y después implementar toda una estrategia para comunicar a los usuarios los cambios implementados.

En unos meses el programa "cuajó" y sus frutos pudieron ser constatados de manera inmediata al cumplirse las premisas y promesas ofrecidas por Parás y Chavarría a la ciudadanía, mejorando el transporte e incorporando después a las peseras en el diseño.

El "papel de China" fue inventado hace más de dos mil años, por lo que no es necesario recurrir a ocurrencias o inventos hechos sobre las rodillas; ya quedó demostrado que la teoría del pago por kilómetro recorrido no funcionaba (¿quién pagará los costos generados por tan brillante idea?) y la nueva propuesta del servicio gratuito entre 10:00 y 13:00 horas no aportará a resolver los problemas.

Antes de inventar, habría que recurrir de la historia y apoyarse en quienes la vivieron para encontrar respuestas que ya demostraron ser exitosas.