A sabiendas que la pavimentación es un tema municipal y no estatal, Samuel García decidió "por las buenas", destinar al municipio de Allende 25 millones de pesos para reparaciones de la capa asfáltica en aquel municipio.
Se supone que gobernar es cosa seria; se supone que gobernar es para todos, más allá de un partido político o de un color; al menos es lo que siempre se ofrece cuando alguien va en pos de un cargo público. Desconocía que gobernar era cosa de "caer bien", como fue el caso de la alcaldesa de Allende, Patricia Salazar.
Para el mandatario nuevoleonés "por las buenas" es transformarse en lo que él quiere, o al menos así parece pues fue hasta que Salazar se "convirtió" al emecismo, que Samuel destrabó el recurso.
No digo que Allende no merezca ser un mejor municipio, elevar el bienestar de sus residentes y atraer más turismo, pero ¿no merecen el mismo trato los 50 municipios restantes?
Samuel García lleva meses en estira y afloja con los ediles del denominado Pacto por Nuevo León porque, asumo que "a la mala", y no "a la buena", exigen recursos que, dicho sea de paso, ya están comprometidos para sacar adelante tareas del día a día en cada municipio.
Hará cosa de unos días, el Ejecutivo dijo que ya había "arreglado" el tema de la movilidad, el aire y el agua y que, si no había avanzado en el tema de la seguridad, era por culpa del PRIAN, ya que le quieren imponer a un Fiscal.
Es cierto, el gobernador comenzó atendiendo los temas que ha mencionado, pero se trata del inicio de algo; su antecesor dijo cosas parecidas y al final, las rutas del transporte y el Metro se quedaron a medias y del agua, ni hablar; del aire, pues mucho menos.
A Samuel le queda tiempo para hacer esas cosas de las que tanto alardea. No obstante, ya lo he citado en anteriores ocasiones, le falta quien le apoye a atender los detalles que asumo, para él no tienen tanta exposición mediática.
Por citar un ejemplo, en un perfil de Facebook vi una queja ciudadana de cómo el Parque Niños Héroes luce ya francamente deteriorado y se cuestionaba que García Sepúlveda se olvidara de este tipo de cosas. Esas son las cosas que la gente ve y de las que también quiere respuesta.
De cara a las elecciones del 2024, toma otro matiz la forma en que el gobierno estatal condiciona los recursos a los municipios.
En la política, como en la democracia, diferir en formas de pensar no está mal. Toda democracia necesita disensos; el punto es auspiciar espacios en que se puedan llegar a acuerdos donde el auténtico beneficiado no sea un partido político, si no la sociedad.
La pregunta que queda entonces es ¿en qué medida el debate ya estéril y cansado entre el Ejecutivo, los alcaldes y el Congreso ha servido para mejorar la calidad democrática de la sociedad de Nuevo León?
Espero, deseo y confío que "por las buenas", pronto se dé el diálogo entre los actores políticos y se resuelva lo que haya por resolver. No vaya siendo que "a la mala", estas actitudes tengan consecuencias en las urnas en el 2024.