Está cantado: Xóchitl Gálvez va a ser la candidata presidencial de la oposición. Lo sabremos de cierto dentro de poco más de un mes, el 3 de septiembre próximo. Todo nos dice que así será, a menos que ocurra algo verdaderamente inesperado o calamitoso.
Datos duros de la más reciente compilación de encuestas de PollsMX:
Entre los trece aspirantes del Frente Amplio por México (PAN, PRI, PRD y algunas organizaciones de la sociedad civil), la senadora de Acción Nacional fue la que disparó su crecimiento un promedio de catorce puntos, para ubicarse en 47% de las preferencias, mientras que sus más cercanos contrincantes bajaron: Santiago Creel a 13%, Enrique de la Madrid también 13% y Beatriz Paredes 12% (Encuesta de encuestas de ayer Home - Polls Mx).
Xóchitl Gálvez informó el viernes pasado que lleva recabadas 220 mil firmas de las 150 mil requeridas para continuar en el proceso. Lo hizo violando un acuerdo tomado entre los aspirantes frentistas de no revelar el dato hasta el 10 de agosto próximo, víspera del sondeo "filtro" que determinará a los tres finalistas.
Creel acatará el acuerdo, sin embargo, se supo que sus firmas rondan ya las noventa mil, lo que sugiere que será otro finalista en el proceso interno. La pelea por el último sitio de la terna se dará entre Beatriz Paredes y Enrique de la Madrid, quienes andan en las 50 mil y las 40 firmas, respectivamente.
La campaña de Gálvez trabaja para recabar hasta el millón de firmas, lo que sería otro gran golpe propagandístico. Eso, más su perfil forzadamente ciudadano (su carrera política la ha hecho de la mano del PAN), su innegable empatía con la gente y su proclividad contestaria mediante un lenguaje majadero, además de la "promoción" cotidiana que le hace AMLO, es lo que le ha permitido crecer desde que el empresario Claudio X. González la convenció de que fuera por la Presidencia con todo el apoyo de los ricotes de este país, la Iglesia católica, otros grupos de poder real y amplios sectores de clase media, todos ellos enfurecidos con la 4T por los privilegios conculcados y frenéticos por cobrar venganza.
Porque a la aspirante hidalguense no se le conoce experiencia de gobierno (salvo tres años al frente de una delegación capitalina), ni talento político (perdió el gobierno de Hidalgo y llegó al Senado por la vía plurinominal), ni ideario político, mucho menos proyecto de nación o dotes de estadista.
Su proyecto de gobierno está en otras manos, las de José Ángel Gurría y detrás de él los grupos de poder económico representados por el PRIAN. Algo similar pasará con el reparto de las candidaturas a los más de veinte mil cargos que se disputarán en las elecciones del año próximo.
Controlar ese reparto-negocio tocará a los dirigentes de los partidos coaligados: "Alito" Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano. Ese es su verdadero interés, junto con el de salvar registro y evitar que Morena logre la mayoría calificada en el Congreso.
En la decisión de las candidaturas pretenden arrojar a Xóchitl al limbo, como nunca había ocurrido en este país donde los candidatos presidenciales tenían la última palabra. ¿Permitirá ella que la tripulen?
La senadora hidalguense es lo que hay desde la oposición y pese a su fuerte crecimiento en las encuestas, perdería frente a cualquiera de las corcholatas de Morena si hoy fueran las elecciones presidenciales. Según la encuesta de encuestas de PollsMX, 61% votaría por Morena y aliados, contra 29% que lo haría por el Frente Amplio por México (Home - Polls Mx).
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