El diccionario Collins de la lengua inglesa declaró al término “permacrisis” como la palabra del año en 2022. Claro, no es para menos si ponemos sobre el tablero a la invasión de Ucrania, las manifestaciones en China, la mega sequía con su consecuente crisis energética, el avance de la izquierda en América Latina, la rampante inflación combinada con estancamiento económico, la continua amenaza de los virus mutantes y un largo etcétera.
Caray, pareciera que las campanas que repicaron post pandemia tendrán que volver a callar. Así es, los restaurantes tendrán que pagar sus préstamos, los despidos de personal esta vez no serán acompañados por estímulos federales, los granos escasearán en regiones como el Medio Oriente y África y la migración se incrementará. Este escenario apocalíptico es parte de un documento elaborado por The Economist intitulado “The World Ahead 2023” que me compartió mi hermano mucho mayor Edgardo.
Ese presunto cataclismo económico y social es soportado por sólidos argumentos numéricos, pero también por una falta de liderazgo. Así es, a regañadientes al no tener alternativas, la mayor economía del mundo tendrá que decidir en noviembre 2024 entre dos caballeros de edad avanzada, Trump y Biden. En América Latina, Perú ha cambiado seis veces de presidente en los últimos cuatro años, en Brasil un ex convicto fue nuevamente electo presidente y en Argentina la vicepresidente en funciones fue condenada a seis años de prisión. Y volteando hacia done nace el sol, el antes singularmente asertivo Xi Jinping, ahora enfrenta las peores manifestaciones sociales de los últimos cuarenta años por su, aparentemente errática, estrategia de confinamientos llamada COVID-cero. A ellos habría que sumarles obnubilados personajes como Erdogan, Putin y Liz Truss que no han dado, no dieron o no quieren dar pie con bola.
Quizás como repuesta de los anterior, los Estados Unidos ha estado construyendo alianzas geopolíticas donde se puedan prevenir en bloque situaciones de riesgo. Ningún país en solitario podrá decir “de esta agua no beberé” y sí tiene sentido la formación de frentes comunes de batalla. Ejemplo de ello es el diálogo estratégico de seguridad llamado QUAD entre Australia, India, Japón y los Estados Unidos. Naturalmente, es una opción distinta a la OTAN, desde donde igualmente opera el gigante norteamericano. Otro grupo en ciernes es el I2U2 que pretende coinvertir en iniciativas de agua, energía, transporte, salud y seguridad alimentaria y está formado por India, Israel, Emiratos Árabes Unidos (UA) y una vez más, los Estados Unidos (USA). En fin, todos ellos son esfuerzos para tender puentes, acotar brechas, entonar un himno de paz y marchar juntos sobre una escabrosa brecha.
Más allá de las coaliciones internacionales, hay señales en el cielo de que los grandes retos traen consigo oportunidades de mejora. Por principio de cuentas, el año 2023 será el año del conejo, mismo que simboliza la longevidad y una serie de virtudes como la gracia, la bondad, la sensibilidad y los buenos modales. Tal vez, algunos de esos atributos los veamos como mega tendencias en el año que está por nacer.
Veamos, dicen coloquialmente que “los golpes ingren” y coadyuvan a forjar el carácter. Pues bien, una mega tendencia en materia laboral, entre los despidos y las sorprendentes renuncias voluntarias, es que quienes hoy tienen trabajo lo agradecen y, según The Economist, están abiertos y motivados para conectar con la cultura y valores de su empleador. Eso es bueno. En el mismo rubro laboral, la futurista robotización que se veía como la gran amenaza para los trabajadores, ha resultado ser un detonante ya que las naciones que más los utilizan como Japón, Alemania, Corea del Sur y Singapur, prácticamente no tienen desempleo. Una mega tendencia laboral adicional, pero esta vez del lado del empleador es que cada vez les es más difícil “hacerse de la vista gorda” en cuanto a sus obligaciones políticas, sociales y ambientales. Como dato puntual sobre la responsabilidad social, empresas como Louis Vuitton, Tommy Hilfiger y Hugo Boss ofrecerán en 2023 servicios de reparación de sus prendas y reventa de ropa usada. ¿Quién diría?
Naturalmente, las citadas mega tendencias no serán suficientes para paliar en el año del conejo el daño colateral de la “permacrisis”, pero son un claro mensaje de esperanza que vislumbra oportunidades.
Ante los retos venideros, concluyo con algunas frases que habrá que repetir continuamente, la primera siendo de Santa Teresa de Ávila: “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda”. La segunda que también invita a la confianza es de la Guadalupana en el Tepeyac: “… que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón. ¿No estoy aquí que soy tu madre?”