Como cada mes de marzo, desde hace once años, se celebró este domingo en Nuevo León el Día del Patrimonio, evento que busca que "la sociedad conozca y cultive el gusto por la identidad propia que se expresa de manera diversa en sus regiones, así como apreciar, valorar y crear lazos con su entorno".
En esta edición 2024, se realizaron 115 actividades en que participaron asociaciones, colectivos, fundaciones, museos, universidades, así como instituciones gubernamentales, evento anual que aplaudo y ojalá se mantenga para por muchas décadas más.
Se celebra el patrimonio cultural, arqueológico, arquitectónico, intangible, artístico, histórico, industrial y natural.
Es en este contexto que me gustaría pensar que este esfuerzo debería llevarse a un nivel mayor. Con esto al menos me refiero al patrimonio natural, industrial y arquitectónico.
Si usted hace un tour por el Centro Histórico de CDMX, no habrá una sola esquina, calle, vecindad, en la que no haya una historia, donde la arquitectura ha sabido ser respetada y preservada.
A donde se voltee, incluyendo los panteones, todo es historia digna de reseñar.
En Nuevo León ha habido importantes esfuerzos, como el Palacio de Gobierno, el antiguo Palacio Municipal y algunos templos del primer cuadro de la ciudad que son vistos como lo que son, verdaderas joyas que preservar.
Con mucho esfuerzo, Fundidora se sostiene para reseñar con su presencia y sus estructuras en pie, ese pasado que nos permite como nuevoleoneses, tener un presente y un prometedor futuro.
Pero si echa vistazo, a lo largo del tiempo muchas construcciones de hermosa arquitectura, se derrumban para dar paso a modernos edificios.
Los libros que narran la historia norestense dan cuenta de lo que hubo y lo que hay en nuestra industriosa entidad.
A diferencia de CDMX, que es el ejemplo que he tomado, en nuestra tierra no tenemos sismos catastróficos como para justificar todas las construcciones que se fueron perdiendo en el tiempo.
Somos un estado de cinco millones de habitantes y muchos de nuestros municipios tienen tanto por aportar, paisajes naturales, pero esta misma esencia industrial nos ha ido llevando a ir en detrimento de la sustentabilidad.
El Día del Patrimonio es un gran esfuerzo que ha ido madurando año con año. Confiemos que este gran trabajo, además de fortalecer nuestra identidad como nuevoleoneses, sirva de escaparate para atraer mayor turismo, que más gente venga a conocer todas las cosas que tenemos para ofrecer.
Pero ojalá también que las autoridades tomen las providencias para preservar lo que vale la pena heredar a las generaciones que se vienen abriendo paso.
Que desde las aulas, desde temprana edad, también se introduzcan clases y dinámicas para hacer más fuerte el amor por lo nuestro, por lo que nos da identidad.