"Para todos... y todas"

"Es tiempo de mujeres", qué bueno, las mujeres son lo máximo, pero también los hombres. La vida está integrada de ambos géneros

"Es tiempo de mujeres", qué bueno, las mujeres son lo máximo, pero también los hombres. La vida está integrada de ambos géneros. Crecemos al lado de un padre, una madre, hermanos y hermanas, tenemos abuelos, todo ello sin que exista una preferencia o competencia de géneros. ¿Qué significa que es tiempo de mujeres? ¿Qué no es también tiempo de hombres? ¿Es una exclusiva? ¿No podría ser "tiempo compartido"?  Tanto hombres como mujeres se preparan para "hacerla" en la vida, destacando cada quién de acuerdo a su capacidad y oportunidades. En el ámbito profesional se debe elegir al idóneo, no en razón de género, sino al mejor preparado, al indicado, hombre o mujer. Nadie debe ser rechazado porque "son tiempos" del género opuesto. Es el caso de Omar García Harfuch, quién tras exitosa campaña para representar a su partido como candidato a la jefatura de la Ciudad de México, fue descalificado porque era el turno de una mujer - ¿no lo sabían antes? - y es así como fue electa candidata Clara Brugada. Igual ocurre en las alcaldías, en el Congreso y hasta en las gubernaturas, se privilegia la igualdad de género. ¿Y si se presenta un candidatazo pero le toca al sexo opuesto? Conclusión, que no gane el mejor, pero que haya empate entre hombres y mujeres.

Igualmente, a partir de tiempos de Fox se ha ido generalizando el hábito gramatical de añadir al masculino genérico - que implícitamente abarca a ambos géneros-, el femenino. Por ejemplo: "todos"- término que incluye tanto a hombres como a mujeres -, sustituyéndolo por "todos y todas". Seguramente la intención de visibilizar el género en un lenguaje incluyente es enfatizar explícitamente la relevancia de las mujeres, descartando posibles percepciones de exclusión. En discursos políticos, educativos y oficiales es ya común el "todos y todas" queriendo dar la impresión de ir alineados a políticas de igualdad y sensibilización de género. Sin embargo, en la realidad se alarga el discurso haciéndolo redundante, se prioriza la percepción de inclusión por encima de la neutralidad tradicional del masculino genérico. La Real Academia Española, respalda de siglos atrás el uso del masculino genérico como una forma correcta y válida de referirse a grupos mixtos o indeterminados. Decir: Los ciudadanos votaron, incluye a las ciudadanas, no hay razón para enfatizar. El lenguaje directo busca transmitir ideas de forma clara y eficiente y el uso del masculino genérico cumple con esa función. Es más coherente y adecuado decir "los jueces" que "los jueces y las juezas", o "los gerentes" que "los gerentes y las gerentas".

La palabra presidente proviene del latín "praesidens," el o la que preside. Es correcto utilizar el término presidente, tanto para un hombre como para una mujer, ya que no se refiere al género del sujeto, sino a su función, no hay pérdida de significado ni exclusión al usarlo en forma genérica. De acuerdo, no hay impedimento para referirnos a la "presidenta" Claudia Sheinbaum.

Considero correcto, apropiado y suficiente saludar a "todos", obviamente queda implícito que están incluidas "todas". El "todos y todas" suena rimbombante, resonante y barroco.