Otoño

El presidente se despide, aunque su sombra todavía parece estar presente, como un eco en el aire

Las hojas se van cayendo, y al mismo tiempo, vuelan hacia el cielo. El otoño ha llegado, con su viento que se lleva los recuerdos. Los días de verano quedan atrás. Es 23 de septiembre y salgo a caminar, a encontrarme con el amanecer, mientras oigo el murmullo del río y el crujir de las hojas bajo mis pies. Acelero el paso, como si fuera tarde para una cita. Curiosamente, no quisiera llegar, pero sigo de prisa. Son solo 31 años desde que te fuiste, mamá. 

Te fuiste un septiembre, en el otoño. Te despedimos, pero como las hojas que vuelan por el viento, hacia el río o hacia nuestros corazones, así caíste y volaste, mamá... aunque las madres nunca se van del todo. Su espíritu es tan fuerte, tan grande como la madre tierra, que permanece en el tiempo en sus hijos; son los recuerdos que perdurarán hasta nuestro último suspiro. 

Te recuerdo, te extraño, pero cada vez aprendo más a hablarte, a sentirte. Te encuentro en las hojas, en el viento, en la noche, en los sueños. Te veo en el espejo y en mis hermanos. En la protección de Martha, en la inteligencia de Roberto, en la fuerza y resiliencia de Paulita, en el humor y la bondad de Gabriel, en el arrojo y astucia de David. 

Caminando, pensaba en ti, y en lo mejor que me dejaste: mis hermanos. Vi las montañas de Monterrey y las nubes que esta mañana bajaron a saludarme. Parecía que traían un mensaje tuyo, en silencio, como si esos algodones blancos quisieran decirme: búscalos, reúnanse, ellos son yo. Estoy ahí, entre ustedes. Soy esa hoja que aún cuelga del árbol y también la que cae en otoño, porque ambas volverán a juntarse. 

Ya que estamos en confianza, madre, me hablas de reunirnos, de juntarnos. Pero te confieso que sigue habiendo diferencias entre nosotros, tus hijos. A veces es difícil reunirnos. Hoy, el colmo es que hasta en la política, con el presidente de México, nos dividimos en opiniones. Pero bueno, ya es su otoño o, mejor dicho, el invierno ha llegado para nuestro presidente. Quizás ese tema ya no nos separe a los hermanos. 

Y aquí estoy, madre, en este otoño que trae consigo tantos cambios. El viento sopla, y así como nos lleva a recordar los tiempos pasados, también nos trae incertidumbre sobre el futuro político... El presidente se despide, aunque su sombra todavía parece estar presente, como un eco en el aire. Y mientras se acerca la nueva primavera política, nos preguntamos si ese viento seguirá soplando detrás de las decisiones de la nueva presidenta. Porque al final, así como el ciclo de las hojas que caen y se levantan, el poder también parece renovarse y persistir, aun cuando el otoño anuncie el fin.