El primer caso de la variante de Ómicron en México se reportó el 2 de diciembre y de acuerdo con las autoridades sanitarias, en el 70 por ciento de los infectados hasta ahora reportados se trata de personas que en su momento le dijo “no” a la vacuna anti Covid-19.
Y aunque hasta ahora parecieran pocos los contagiados, la Organización Mundial de la Salud alerta y dice que esta cepa se expande a una velocidad “no vista con las variantes anteriores”.
Más preocupa aún, dice el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, “que la gente descarte a Ómicron como algo leve”, pues si bien los síntomas no serán tan severos como el Coronavirus, la velocidad del contagio puede, insiste, rebasar al sistema sanitario.
Claro, usted y yo seguro queremos una vida “normal”, con reuniones familiares, amigos, salidas a los centros de reunión, quizá restaurantes y plazas comerciales de moda, pero lo que dice la OMS no puede ni debe tomarse a la ligera.
Para muestra tiene un botón: antes de la Navidad, las diferentes aerolíneas se vieron en la necesidad de cancelar 7 mil vuelos a nivel mundial, al sufrir bajas de personal debido a la pandemia, justo en una de las temporadas más altas del año.
La propia secretaria norteamericana del Tesoro, Janet Yellen, advirtió que la variante podría causar problemas importantes en la economía mundial, generando una desaceleración que aún se sigue ponderando, especialmente en la cadena de suministros, baja en la cantidad de empleos e incertidumbre sobre la inflación.
Quizá para el ciudadano de a pie, toda esta palabrería suena más a discurso político que otra cosa, pero usted y yo sabemos que el Covid sí nos pegó en el bolsillo y en las finanzas familiares.
En México, el gobierno federal ha descartado nuevas restricciones y ha permitido el ir y venir sin problemas; dio su aval para que la autoridad capitalina instale una feria en pleno Zócalo y que la gente viva las fiestas de diciembre tal y como quiera. Y muchos de los gobiernos estatales andan por las mismas.
Es difícil saber aún esa velocidad de propagación, pero seguro las primeras dos semanas de enero estaremos hablando de cifras más reales ya sea de Covid.19 o de Ómicron. También ya nos tocará saber qué tan grave puede ser y hasta dónde las vacunas hasta ahora aplicadas, nos “defienden” de la nueva cepa.
La única recomendación que aplica y la invitación es que, aún en medio de la fiesta, nos cuidemos y atendamos lo que al menos en Nuevo León han considerado las autoridades de salud, quienes han invitado a que nuestros convivios sean pequeños y con toda suerte de medidas sanitarias que conocemos hasta el cansancio como lo es el lavado frecuente de manos y el uso del cubrebocas.
Este es mi último ejercicio editorial de este 2021 y aprovecho la oportunidad para desearle a usted, amable lector, un venturoso 2022. Dicen los que le saben a la astrología que será un año de “milagros” a nivel personal. Que así sea, pues ¡Feliz Año 2022!