En las últimas dos semanas la presidenta electa Sheinbaum, presentó a algunas de las personas que integrarán su gabinete. Analistas y expertos -incluidas algunas voces tradicionalmente críticas con el oficialismo- han celebrado dichos nombramientos.
Entre las titularidades que faltan dar a conocer se encuentra la de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
Dada la terrible crisis de violencia e incidencia delictiva que impera en el país, la duda de muchos es quién quedará al frente de dicha responsabilidad.
Desde el arranque oficial de las campañas el nombre que se ventiló para dicho cargo es el de Omar García, una persona cercana a la presidente electa y quien fungió como su Secretario de Seguridad Ciudadana.
García, un hombre inteligente, goza de prestigio profesional entre especialistas, empresarios, comunicadores y sociedad civil.
Su llegada a la SSPC podría ser un acierto dado que García conoce en primera persona tanto la operación federal -al haberse formado en la extinta Policía Federal y haber sido titular de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR- como local sabe cómo ejecutar políticas de prevención, reacción, investigación y formulación de inteligencia.
Lamentablemente si García fuese designado para el cargo no podría poner en práctica sus fortalezas ya que la SSPC de Sheinbaum quedará sin el instrumento principal para cumplir su función de proteger a los ciudadanos: la Guardia Nacional (GN).
Debemos recordar que en el Plan C que impulsó el presidente López, que Sheinbaum abanderó en campaña y a la que los legisladores morenistas electos se comprometieron a cumplir, iniciará precisamente con la reforma constitucional que permitirá transferir definitivamente la GN a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).
Es así que la SSPC quedará sin su brazo operativo que -en teoría- le permite prevenir y reaccionar al delito, salvar víctimas, así como combatir la operación criminal y una vez que la GN sea parte de la estructura de la SEDENA, resulta incierto saber qué funciones tendrá la SSPC.
Si bien las facultades de la SSPC trascienden el control de la GN, el marco normativo actual y la operación tal y como se han ejecutado hasta el momento, dificultan entender qué sí y qué no quedará en manos de la SSPC.
En lo normativo, su decreto de creación, lo que se establece en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024, en la Estrategia Nacional de Seguridad, en su Manual de Organización General de la SSPC (MOG), en los objetivos que se le atribuyen en los Proyectos de Presupuestos de Egresos de la Federación y hasta lo que refiere su propio sitio web, plantean ambigüedades e inconsistencias.
Por ejemplo, el PND se limita a describir que la responsabilidad de la secretaría incluye emprender la construcción de la paz; recuperar y dignificar los penales (si bien no lo dice, se refiere a los federales); articular la seguridad nacional, la seguridad pública y la paz; tener la línea de mando de la GN y coordinarse con las instituciones locales.
Por su parte, el MOG indica 25 obligaciones mucho más específicas, 18 de las cuales implican el mando sobre la GN.
En su sitio web lo único que aparece sobre sus funciones son las fechas del decreto de creación y publicación en el Diario Oficial de la Federación.
En contraste, pese a lo que se establece normativamente, es un hecho que la operación, control y mando de la GN ha estado desde el principio bajo la SEDENA y no bajo la SSPC.
¿Qué incentivos tiene García para ser titular de una SSPC sin la GN? Ninguno. García es un experto que sabe que sin un brazo operativo, acabaría siendo poco más que un adorno.
Más allá de quién quede al frente de dicha institución, nos debe preocupar que el Plan C no sólo no contribuye a una operación más efectiva de la SSPC y de la GN, sino que la complica aún más ya que aparentemente nos quedan por delante otros 6 años de una política de seguridad que ha generado 200 mil víctimas de homicidio doloso, 52 mil de desaparición y un país controlado en gran parte por la delincuencia.
Dicho de otra manera, nombren a quien nombren al frente de la SSPC, el pronóstico para la seguridad de todos los mexicanos es tan malo, como el futuro de la misma secretaría y de su nuevo titular.