Es difícil creer que cuatro unidades pueden tener tanta importancia y revelar muchas cosas, o al menos presumir algunas y realizar especulaciones, que como tales, pueden ser acertadas o equivocadas.
Me refiero a la iniciativa presentada por la diputada del PRI, Yolanda de la Torre, para modificar un artículo transitorio, el quinto para ser exactos del Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 26 de marzo de 2019.
Con ese Decreto, que reforma y deroga algunas disposiciones constitucionales, se crea la Guardia Nacional, se deroga la Ley de la Policía Federal, se establece el auxilio de la Policía Militar y Naval a la Guardia Nacional, y la Policía Federal es adscrita a la Guardia Nacional. Ese Decreto, tuvo artículos transitorios.
El quinto artículo transitorio señala: “Durante los cinco años siguientes a la entrada en vigor, del presente Decreto, en tanto la Guardia Nacional desarrolla su estructura, capacidades e implantación territorial, el Presidente de la República podrá disponer de la Fuerza Armada permanente en tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria”
De tal manera, que entonces el 26 de marzo de 2024, al cumplirse los cinco años mencionados por la ley, nuestras Fuerzas Armadas deberían de dejar de dedicarse a las tareas de seguridad que tienen ahora encomendadas.
Sin embargo, de aprobarse la iniciativa de la diputada de la Torre, a partir del próximo 26 de marzo, comenzaría a correr un nuevo plazo de cuatro años, y en vez de ser cinco años como originalmente se decía en el transitorio constitucional serán nueve. Esa iniciativa, coincide con una declaración reciente del Presidente de la República, en el sentido de que consideraba necesario adaptaciones legales para que el ejército continuara en sus tareas vinculadas con la seguridad, aún después de concluida su administración.
Afortunada coincidencia de los deseos del licenciado López Obrador y el Presidente de mi Partido que ha apoyado con entusiasmo esa posible modificación constitucional.
Modificación que como expresó la legisladora no es sino el cambio de una palabra, de cinco a nueve. Solo que esa modificación que el dirigente priista Alejandro Moreno Cárdenas ha apoyado y defendido en contra de un compromiso asumido con los Partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática, revelan una traición, o quizá, una imperdonable falta de civilidad política. Lo digo como priista, es lamentable la actuación de nuestro dirigente.
Lo expresaba al principio, esa conducta provoca muchas especulaciones. En Campeche, después incluso de haber ingresado la policía ministerial violentamente a su domicilio, en cumplimiento de una orden de cateo; después de las declaraciones severas que acusaban de la presunta comisión de actos de corrupción cometidos por Alejandro Moreno, ahora hay un total silencio. Y como sucede en nuestro gran país, la memoria popular es frágil.
Solo que, si el Presidente del PRI, apoya esa iniciativa, el grupo “va por México”, su actual suspensión la podrían convertir en permanente, y con eso, difícilmente pensaríamos en buenos resultados para mi Partido en las elecciones del año próximo y en las del 24.
Lo positivo es que Alejandro Moreno esta tranquilo. El abrazo cálido, fraterno y las palabras que al oído debe haberle dicho el Secretario de Gobernación en la Cámara de Diputados, deben de haber sido muy alentadoras. Además, debe estar muy satisfecho el Presidente, sus operadores políticos han cumplido.
Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM