Soy diputada federal y voté en contra del dictamen de Reforma Judicial porque ésta no es ni reforma ni es judicial. Más que reforma es una venganza; más que reforma es una sustitución de personas, porque hay un despido masivo de mujeres y hombres que es tanto injusto como cruel, además de profundamente ineficaz e inequitativo. En lugar de castigar los excesos que se denuncian, ataca a la clase trabajadora del Poder Judicial.
Esta reforma va en contra del principio de la independencia judicial, profesionalismo y excelencia que debe regir a este poder. Si no hay independencia judicial no hay justicia; de hecho, sin independencia no hay Poder Judicial.
Las consecuencias de este dictamen son la anulación de la propia justicia. Señalo someramente sólo algunos aspectos de la reforma:
1. Procesos de elección de jueces:
El principio de independencia judicial se elimina al suprimir la carrera judicial y establecer un proceso inoperable, tendencioso y peligroso para elegir jueces y magistrados.
2. Tribunal disciplinario:
El Tribunal disciplinario está diseñado para promover la persecución y el terror. Tendría facultades discrecionales, ya que investigará, juzgará y sancionará al mismo tiempo y no permitirá que nadie revise sus decisiones.
3. Eliminación de los efectos generales de las sentencias de amparo:
La reforma obliga a los pobres a litigar contra leyes constitucionales y contra actos de gobierno. Lo que niegan una y otra vez es el acceso a la justicia.
Con la reforma obligamos a los ciudadanos a redactar amparos ante una violación a sus garantías porque ya no se pueden beneficiar de la resolución de otra persona a la que le declararon ya previamente la ley y el acto como inconstitucional.
Claro que el sistema de justicia requiere de cambios, pero ninguno de los que se necesitan para cambiar a una justicia expedita está presente en este dictamen. Nada se dice de los fiscales, ni de los ministerios públicos, ni de las defensorías; ni de los peritos, ni de la justicia alternativa, ni de la falta de presupuesto.
Esto no es una reforma judicial, es la regresión más peligrosa a los tiempos del autoritarismo y concentración del poder. Acabará con la división de poderes, con la independencia judicial y, por lo tanto, con la más elemental garantía de acceso a la justicia.
Mi reconocimiento a los valientes y solidarios trabajadores del Poder Judicial de todos los escalafones y a los valientes estudiantes y recién egresados que no fueron escuchados, pero que se hicieron oír y que prendieron la vela de la esperanza para nuestro país. Luz que no puede apagarse.
@MZavalagc