Migración en ascenso

La crisis migratoria que enfrenta el país va en ascenso.

La crisis migratoria que enfrenta el país va en ascenso. Durante este año se han recibido  más de 100,000 solicitudes de refugio; Haití y Honduras son los países de origen principales de estos migrantes. Además, se considera que los migrantes no documentados representan el doble de esta cifra. Lo anterior sin contar la reactivación del programa migratorio “Quédate en México”, que generará una mayor presencia en territorio mexicano de migrantes, especialmente centroamericanos, esperando su turno para ingresar a los Estados Unidos.

Con la reapertura de la economía después del efecto devastador del Covid-19, la cantidad de mexicanos que intentan cruzar  hacia los Estado Unidos de forma no documentada,  se ha incrementado de manera muy notable;  se trata según expertos, de un repunte, considerando que la migración había disminuido en los años previos, sin embargo, el 2021 ha sido el año en que los mexicanos han retomado la opción de recurrir al país del norte, para mejorar su situación laboral y económica. En lo que va de este año han sido repatriados 189,621 mexicanos, lo que representa un aumento significativo  que describe el incremento en este fenómeno.

El tema de la violencia, especialmente en Michoacán, Zacatecas y otros estados de la república, motiva a que la gente busque asilo en los Estados Unidos; también tenemos la cuestión de la pobreza, la falta de oportunidades y  la búsqueda de un mejor futuro, de empleo mejor remunerado. Estos son asuntos relevantes que siguen presentes y que se han acentuado, considerando que durante el presente sexenio han aumentado la pobreza de 41.9% a 43.9%, así como la pobreza extrema al pasar de 7% a 8.5%.

Las condiciones sociales y económicas están dadas para que el fenómeno siga creciendo en nuestro país, tanto como receptor como expulsor de migrantes.  Los países hacia donde más emigran los mexicanos son los Estados Unidos, luego Canadá y en tercer sitio España.

Hace tiempo leí un reportaje en la revista Proceso donde se narraba una historia de un migrante michoacano, que en aquél tiempo, durante la época de los años 80, “desapareció del radar”, no se le volvió a ver más en el pueblo. Era un muchacho muy humilde que lo apodaban Pancho Harapos, nadie lo extrañó, ni nadie preguntó qué pasó con él.

Diez años después llegó un Cadillac a la plaza del pequeño pueblo. El suceso causó conmoción, la gente quería saber quién manejaba ese auto tan lujoso con placas “del otro lado”. No tardaron en descubrir que no se trataba de unos turistas norteamericanos como lo supusieron en un principio, sino de un joven muy bien vestido que traía sombrero de lana. La gente se acercaba tratando de lograr alguna propina, le cuidaban el carro, le abrían la puerta de los establecimientos a donde llegaba, le cargaban las bolsas de lo que compraba. Nadie sabía a ciencia cierta de quién se trataba, lo único que les constaba era que traía fajos de dólares.

No fue hasta que uno de los cuidadores de autos lo reconoció cuando el joven se removió el sombrero: ¡¿Eres tú Pancho Harapos?! Sus ojos no daban crédito. El humilde joven que despareció un día una década atrás, había vuelto y ahora convertido en una persona exitosa y con evidencia de sus logros.

La noticia corrió como pólvora: ¡Pancho Harapos es el del Cadillac negro! Los lugareños salieron de sus casas para corroborar semejante dato. Nadie podía creerlo, pero era verdad. La gente lo rodeó mientras escuchaban las historias de aquel paisano. Cuando despareció en realidad se fue “pal otro lado”, en su andar llegó muy al norte, a un lugar llamado Fairbanks.

Pancho Harapos les explicó que allá hacía mucho frió, que era un pueblo minero en su origen, aún hoy en día hay minas de carbón y oro, petróleo, gas,  turismo, restaurants y muchos otros lugares donde “no falta dónde trabajar”, además les habló de los osos grizzlis, de las auroras boreales y del sol de medianoche.  Diez años después de este encuentro, más del 90% de la comunidad perteneciente a esa localidad michoacana había emigrado a Fairbanks y los otros “boroughs” del área metropolitana de esa ciudad alaskeña. Hoy en día, se considera que cuatro millones de michoacanos viven en territorio estadounidense.

En este siglo XXI  los Pancho Harapos utilizan las redes sociales para comunicar sus logros como migrantes, y no sólo en los Estados Unidos, también en Canadá y otros lugares a donde emigran. Hace una semana la revista Proceso publicó una nota sobre un albañil mexicano que había tenido éxito en Edmonton, Alberta, al adquirir una casa que le costó  el equivalente a 12 millones de pesos https://youtu.be/pmOKt284CPA. Este no es el único caso de éxito que circula en las redes sociales, otro mexicano también de oficio albañil,  con apenas un lustro de vivir en Ottawa, Ontario, remodeló la casa de sus papás en México construyendo varios locales comerciales y también se compró una pick up Dodge de más de un millón 300 mil pesos https://youtu.be/624V0j1Fz7E.  Otro mexicano también de oficio albañil, con una década de vivir en una pequeña ciudad rural de Saskatchewan, con una Suv del año y dos casas, una de ella le genera ingresos como arrendatario (landlord) https://youtu.be/5-dh2Vu_0wA.

Un mexicano que emigra a los Estados Unidos o Canadá incrementa su nivel de vida, su capacidad adquisitiva crece siete veces más, es decir, se vuelve siete veces más rico realizando la misma actividad que efectuaba en su país de origen.

Las palabras convencen pero el ejemplo arrastra, y eso es lo que han hecho estos emigrados, tanto los que tienen éxito en los Estados Unidos como los que prosperan en Canadá. Pocos conocieron a Pancho Harapos, sin embargo, su nivel de influencia cambió el rumbo de una comunidad en Michoacán hace 30 años.

Ahora estos mexicanos albañiles, que tienen como pasatiempo ser YouTubers, con miles de seguidores especialmente en Latinoamérica, tornan  inevitable que con su ejemplo de éxito, empujen a que la migración internacional continúe, como dice el lema de nuestro estado de Nuevo León: “Semper ascendens”.