Marcha corcholata

Seguramente, Marcelo, Claudia y Adán quisieran estar hombro con hombro de López Obrador

“El poder es como un explosivo, se maneja con cuidado o estalla.” 

Enrique Tierno Galván. 

El próximo domingo podría ser una de las últimas marchas en la vida de López Obrador, por un lado él mismo ha anunciado su retiro definitivo de la política para el 2024, habrá que ver si cumple, pero por el otro lado, sin afanes agoreros, es un hecho que el presidente no goza de cabal salud, sus malestares incluso lo han orillado a un reposo que cumple varias veces por semana justo al terminar su mañanera y que conste que eso no es ningún chismarrajo político sino una revelación más de Guacamaya Leaks

Pero esta será la primera marcha de los aspirantes presidenciales como aspirantes presidenciales, porque si las cosas siguen como van, es un hecho que el sucesor(a) del Peje marchará el domingo. 

Seguramente, Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López quisieran estar hombro con hombro de López Obrador, tener esa foto con la venia del Tlatoani, enmarcada entre sus decenas de miles de simpatizantes y acarreados. Todavía, ternuritas, piensan que la popularidad se hereda. 

Hay una clara estrategia previa al evento del domingo, quizá la más visible es la de Claudia Sheinbaum, la virtual favorita del presidente, esa mujer que se arrebuja en vítores de ¡presidenta, presidenta, presidenta! en casi cualquier plaza donde ponga el pie. 

Ayer, por ejemplo, en un exitosísimo programa de radio con una audiencia no necesariamente ultrapolitizada y sí más bien de corte clasemediera y clase alta, Claudia Sheinbaum anunció, nada más y nada menos que ¡su próxima boda!... Enhorabuena. 

En una muy buena entrevista de semblanza conducida por Martha Debayle en W Radio, Sheinbaum mostró un lado mucho más humano al de su clásica imagen a veces extremadamente seria e incluso gris, se pintó buena onda, mucho más cercana a esos aspiracionistas que aborrece López Obrador y que le marcharon el pasado domingo 13 desatando su rabia, los mismos, por cierto, que le hicieron perder a la jefa de Gobierno la mitad de la Ciudad en el 2021. 

Ya veremos si la jugada le suma o le resta puntos, ¿habrá convencido al target?, ¿quedará tablas? 

Por otro lado, el canciller Ebrard se siente desdibujado, incluso desesperado, sabe bien que el piso no será parejo y que el manual dicta que no es aún el tiempo de rompimientos, aunque la realidad apunte a lo contrario. 

Gente de su círculo cuenta en corto que Ebrard se tomará el mes de diciembre para hacerse un replanteamiento personal: ¿de verdad se puede confiar en la “encuesta” que definirá al candidato?, ¿se puede tomar con seriedad una promesa que le hizo López Obrador hace más de una década?, ¿tiene él suficiente peso político para una ruptura con el régimen más poderoso en la historia contemporánea?, ¿se ve en la oposición?, ¿se ve en el Congreso?, ¿se ve en el retiro?, ¿podría esperar otros 6 años más a la sombra de quien le ha puesto el pie hasta el hartazgo para ver si en el 2030 viene la buena?, ¿dejará tantísimas traiciones así, nada más?... 

Y, finalmente, el más urgido de atención se pinta en Adán Augusto López, un secretario venido a pugilista de barrio, provocador, que busca la polémica para ser más conocido y poder pintar en una lucha que hoy parece solamente de dos personas… Dijo que la marcha rosa fue caricatura, como caricatura parece hoy aún su candidatura. 

Sí, la marcha del domingo también será la marcha de corcholatas… ¿quién saldrá en la foto? 

De Colofón.- El rompimiento definitivo de Ricardo Monreal con Morena está a la vuelta de la esquina, esa liga ya se ha estirado demasiado, está rota. 

Quizá el próximo año López Obrador tenga que sumar a su lista presidencial de conservadores a un hombre que lo apoyó sin cortapisas durante varias décadas. Amor no siempre se paga con amor. 

Y todavía faltan 676 días para que termine el sexenio. 

@LuisCardenasMX