Los signos de los tiempos

Cada época y lugar tienen sus propios "los signos de los tiempos"

No existe decisión que no sea arriesgada y que no introduzca la pérdida

Jorge Forbes

Cada época y lugar tienen sus propios "los signos de los tiempos", con los cuales se enlistan las características fundamentales que marcan un período, una generación, un lazo social amplio, problemáticas y retos a enfrentar.

Estos tiempos que compartimos, a diferencia de los de mediados del siglo XX, se caracterizan por cambios en el lazo social, como lo ha expresado con claridad Jorge Forbes, que consiste en el pasaje de una organización jerárquica, es decir, vertical a un lazo horizontal en red, con referentes múltiples y cambiantes. Si antes se buscaba la estabilidad (de los mercados, las sociedades y las familias) hoy, la marca es el movimiento, la crisis, la transformación constante. Esto ha generado angustia paralizante en mucha gente, sociedades y gobiernos, al grado de buscar resolver dicha angustia, no de las mejores maneras, sino con respuestas rígidas y desesperadas, como el ataque al otro, al diferente, el fundamentalismos político y religioso, generador de exclusión y guerras, de malestar en las personas, así como angustia creativa, misma que sabe lidiar con aquello vacío y sin nombre que no tiene sentido, pero sin transformarlo en sufrimiento, sino en la ocasión para la invención, la innovación y el cambio. Muy necesarios en nuestros tiempos.

Dichos cambios pueden recibirse de dos grandes maneras: como pérdida de lo que fue y nunca será, de los intentos, desesperados y fallidos, por retomar lo que se creía poseer ("Hagámoslo grande de nuevo...") donde todo es crisis efecto de lo nuevo (las personas, ideas, innovación) o, como la ocasión especial para crear responsablemente aquello que aún no ha sido inventado, amplificando los horizontes de vida. Se trata de dos actitudes frente al mundo y la vida: vuelta al pasado, una posición reaccionaria, conservadora, o una osada, que busca realizar lo imposible, de manera responsable y creativa. ¿En qué posición queremos ubicarnos? ¿Cómo poder hacer esa transición?

Realizar un psicoanálisis es una experiencia que (puede) posibilitar a una persona que reformule su posición y actitud ante las incertidumbres de la vida: pasar de una posición triste y quejumbrosa, donde la culpa siempre es de alguien más, a una posición creativa y entusiasta, basada en la responsabilidad ante el azar y la sorpresa. Lo que se requiere es desear aprender de la sabiduría del surfista—más que el de quien desea construir cimientos rígidos y no moverse nunca de ahí, de las supuestas seguridades que se cree tener—aquella que sabe lidiar con la ola, el movimiento y el desequilibrio, como un contexto diverso y cambiante a cada momento, que nos invita siempre a tomar un posición diferente, flexible y variable, a fin de poder disfrutar de la vida del mar, de la ola, del amor de ese medio acuoso.