Nuestro país está habitado por una población que en su mayoría son personas de buena fe, solidarias ante el vulnerable y nobles que han sido ejemplo a nivel mundial en los últimos tiempos por sus buenas acciones.
En términos generales y con sus excepciones somos queridos y respetados en el mundo, pero también hemos sido malos ejemplos, porque no se hacen las cosas bien o por cuestiones de justicia mal aplicada.
México se encuentra entre los países con mayor grado de corrupción en el mundo y muchas veces es ejemplo de lo que no se debe hacer o de lo que se hace mal.
Hay una clase política que no goza de una buena percepción entre la ciudadanía y eso es algo que se han ganado a pulso por las malas acciones de una parte de funcionarios de elección popular y que han sido exhibidas en los medios de comunicación tradicionales o las redes sociales.
Corrupción, tráfico de influencias, desvíos de recursos del erario público o evasión de la justicia son algunos casos que tienen a la gente muy molesta y por este motivo no cree en los políticos.
Ex gobernadores que robaron miles de millones de pesos del pueblo, donde algunos ya fueron atrapados, pero no han sido sentenciados y otros han recibido penas que enardecen a la multitud y provocan que el enojo aumente. En otras palabras, los encargados de sentenciarlos le echan más leña al fuego.
Instituciones que anteriormente gozaban de prestigio y respeto como las Comisiones Derechos Humanos de los Estados que defienden lo indefendible y piden mucho respeto hacia los asesinos, violadores o ladrones a los que se les demuestra su culpabilidad y aun así velan porque sean tratados como los más inocentes de la tierra.
Un gobierno que no nos representa y al contrario, pareciera que cada acción que realiza o implementa es para terminar de hundir a los ciudadanos, dañando el bolsillo ya casi vacío. Lo exprimen al máximo y a pesar de ser denostado sigue creyendo en tener una mejor nación.
Señores políticos, tengan cuidado y no le hagan cosquillas al monstruo de mil cabezas que se encuentra dormido, porque el día que lo hagan despertar no se la van a acabar y no se vale andar llorando, porque no se han cansado de tentarlo y burlarlo.
México es mucho más que políticos corruptos e instituciones que han perdido su sentido de origen. Tenemos fe de que algún día sin saber cómo, cuándo ni por qué tengamos leyes justas y políticos honestos con verdadera vocación de servicio y que no vean el puesto como un botín para saquearlo y hacerse ricos a costa del pueblo. Somos muchísimos más los buenos y los que necesitamos que exista un verdadero estado de derecho y de finanzas sanas.