Lo que trajo el agua

Y una vez más Monterrey se volvió a encharcar, por decir lo menos, gracias a la tormenta tropical Alberto

Y una vez más Monterrey se volvió a encharcar, por decir lo menos, gracias a la tormenta tropical Alberto

Un paradójico sentimiento agridulce se extiende en la población: celebrar que la Sultana del Norte, finalmente luce con sus presas colindantes casi todas rebosantes, a costa de la destrucción de algunas de sus más importantes arterias viales y sistema de agua y drenaje, y que no decir de la electricidad. 

Si bien nos vimos bendecidos durante algunos pocos días con toda el agua que no había caído en años, una vez más nos vemos padeciendo —ojo—no sólo los efectos propios del paso del agua en grandes cantidades en pocos días, como lo es una tormenta tropical de estas dimensiones, sino lo que trae el agua, lo que deja al descubierto: la mala planeación, una frágil infraestructura urbana construida con los materiales y tecnología de más pésima calidad, pero que, en muchos casos, se factura con sobreprecio debido a la corrupción. 

Como cualquier síntoma en la vida, la lluvia es la ocasión para evidenciar, para hacer más palpable, lo que siempre está presente, pero duerme tranquilamente sin ser visto, a la espera de emerger con toda su furia.   

Lo que trajo el agua. La tormenta tropical Alberto —como el huracán Gilberto y el Alex— puso al descubierto lo siguiente: 

Una deficiente planeación vial: los carriles pegados al río Santa Catarina son parte del río, cada vez que los construyan el agua terminará destruyéndolos.  

La corrupción: los materiales con los que se construyen y pavimentan las calles, caminos, carreteras y autopistas de todo el estado de Nuevo León, son de, no digamos muy mala calidad, sino pésima, y curiosamente se licitan en cantidades millonarias. "En el becheo está el ganeo" suelen decir con cinismo quienes, cada pequeña lluvia, venden al estado sus servicios y vuelven a salir a tapar agujeros que sí o sí, saldrán de nuevo. "No más baches" declaraban a los cuatro vientos la mayoría de los candidatos en sus campañas políticas.

La rapaz deforestación y construcción en zonas inadecuadas, por tener un alto riesgo (ver mapa de riesgo hidrológico del estado de Nuevo León) que los grupos de poder (las mafias) de la construcción en "acuerdo" con la autoridad vienen teniendo desde decenas de administraciones. 

El intento de volver mediático la catástrofe para no ver el daño estructural que sistemáticamente se sostiene desde lo gubernamental y municipal: sea con declaraciones simplonas, adoptando a un cachorro, etc. etc. Insistimos, gobernar bien no es salir bien en la foto ni cosechar like y seguidores en redes sociales. 

La solidaridad de cientos de miles de ciudadanos, personas y familias, que se ayudan para organizarse, y poder resistir los azotes de la doble tormenta: las condiciones climatológicas y la corrupción e ineficiencia de las autoridades para resolver estructuralmente y no dedicarse a apagar fuegos en cada ocasión. Ya que gran parte de lo que padecemos hoy es efecto de lo que se decidió y construyó mal después del Alex. ¿Acaso ahora con premura y "al vapor" pretenderán tapar el sol –o más bien la tormenta tropical—con un dedo por el trote de brillar mediáticamente para el Mundial de futbol que se aproxima?