Durante 2024 nuestro estado, Nuevo León, ha mantenido el deshonroso primer lugar en lesiones de niñas, niños y adolescentes con armas de fuego. Esto nos indica que en nuestro estado hay demasiadas armas en las manos incorrectas, manos de personas que no tienen límites o respeto ni siquiera por la niñez.
Se ha dado un aumento de los enfrentamientos entre grupos criminales y de forma errónea se normaliza la violencia en el día a día. Las y los adultos utilizan las excusas de siempre, se atacan entre ellos, en algo andaban, por algo sucedió eso, justificando la violencia, restándonos humanidad.
Pero dentro de esta violencia no solo hay víctimas que forman parte de grupos delincuenciales, también hay niñas, niños y adolescentes. REDIM (Red por los derechos de la infancia en México) advierte que en nuestro país hay más muertes por arma de fuego en México que en lugares que se encontraban en guerra, lugares como Israel.
También la cantidad de lesiones va en aumento: "318 lesiones con arma de fuego contra personas de entre 0 y 17 años fueron reportadas en México de enero a junio de 2024 (53 mujeres y 265 hombres). Esto correspondía a un incremento de 5.6% con respecto a la cifra registrada los mismos meses de 2023 (301). Nuevo León (55), Guanajuato (54) y Estado de México (45) fueron los estados donde más lesiones con arma de fuego contra niñas, niños y adolescentes se reportaron de enero a junio de 2024, concentrando más de dos de cada cinco de los incidentes en el país" REDIM.
Lo anterior significa que Nuevo León es el primer lugar en lesiones con arma de fuego. Hace pocos días falleció un menor de 3 años junto a su padre en un ataque armado. ¿No es esto la gota que derramo el vaso? ¿No nos enoja que los bebés paguen los platos rotos?
Aceptar esto nos deshumaniza como sociedad, nos hace menos exigentes, mas permisibles, como si fuéramos por el mundo sin ver, sin escuchar. No estamos viendo que las balas atraviesan a los mas jóvenes y vulnerables. Por el bien de los niños, niñas y adolescentes debemos exigir acciones contundentes, pero también por nuestro propio bien porque ¿en que nos convertimos cuando aceptamos violencias mayores a las de una guerra en supuestos tiempos de paz?
¿En qué nos convertimos? ¿En humanistas? No, por supuesto que no. Nos estamos alejando demasiado rápido de la sociedad critica, pensante y empática a la que aspirábamos llegar. Es peligroso el presente, pero si no retomamos el rumbo será más peligroso el futuro. Si no meditamos a profundidad y trabajamos por condiciones de vida dignas no podremos más que sucumbir.