Por mandato popular iniciamos nuestro trabajo de legislar para servir al pueblo, con el pueblo y por el pueblo.
Nuestra obligación es promulgar leyes que mejoren la convivencia en los diversos sectores de Nuevo León. Especialmente para zanjar las brechas de pobreza y desigualdad y preferentemente para atender a la niñez, a las personas adultas mayores y con capacidades diferentes y, a las mujeres.
Pero, si como legisladores somos violadores de nuestra propia Ley inmediatamente después de jurar respetarla, seremos los verdugos de nosotros mismos y del pueblo.
En política hay que saber ceder ¡Ceder no es perder! Es dar un paso hacia el entendimiento. Saber ceder a tiempo es la más legítima forma de sabiduría.
Gracias al voto del pueblo somos la primera Legislatura con mayoría de las mujeres en 200 años del Congreso del Estado. Es un avance producto de décadas de lucha y de transitar las cuotas del 30-70, 40-60 y 50-50. La participación de más mujeres que hombres es parte de la jurisprudencia sobre paridad de género, para maximizar el acceso real de las mujeres a cargos públicos y establecer un piso y no un techo en igualdad de oportunidades.
¡Juntas hagamos historia! y logremos que trascienda nuestro trabajo.
Para que la LXXVII Legislatura se dimensione por sus resultados, se debe valorar el llamado de nuestra próxima primera Presidenta Mexicana. La Doctora Claudia Sheinbaum Pardo nos convoca a unirnos en la tarea de construir el Segundo Piso de la Cuarta Transformación de la República, iniciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Para avanzar en la revolución pacífica de la transformación de México, hay que servir al pueblo sin mentir, sin robar y nunca traicionarlo y hacer que prevalezca el espíritu republicano del Constituyente. Desde hace 200 años nos gobernamos bajo el sistema de división de poderes, el cual no significa separación o subordinación, sino colaboración y coordinación entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Es fundamental que los poderes se coordinen para hacer realidad las garantías sociales y los derechos humanos.
La confrontación entre poderes es normal y hasta natural. Pero, para la no confrontación bastaría conocer la percepción que la ciudadanía tiene sobre nuestro quehacer político, para dejar posturas de choque y servir al pueblo o bien tomarnos el desafío de expedir la Ley de Gobierno de Coalición Local, que la Nueva Constitución dispone para erigir un gobierno coaligado.
Antepongamos el interés general del Estado a cualquier otro, para dejar atrás acciones y decisiones erráticas. La experiencia de lucha por más de 50 años en el movimiento urbano-popular y por más de 30 años en la política, nos ha enseñado a buscar el respeto y la concordia para resolver los problemas.
Hay que robustecer el derecho de la ciudadanía al buen gobierno que la Nueva Constitución también establece, tal y como el principio constitucional del interés superior de la niñez estipula priorizar los derechos de niñas y niños ante cualquier decisión pública que los afecte.
Legislar para el pueblo, con el pueblo y por el pueblo implica que nuestras leyes sean tanto legales como legítimas; es decir, aquello que es justo a los ojos del pueblo, donde las y los legisladores impulsemos el espíritu y la voluntad de cambio, pues el Congreso representa la fuente de las leyes para organizar a nuestros gobiernos y transformar a nuestra sociedad.
En el Bicentenario de Nuevo León asumamos los desafíos de Ascender Siempre, la divisa a lo largo de estos 200 años de vida política. Más que un lema es la tendencia siempre progresista de nuestras mujeres y hombres.
Llamamos a ser una Legislatura histórica que rompa récord de productividad y abata el rezago legislativo, sin caer en la parálisis por ningún motivo. Saquemos adelante, junto con el Ejecutivo, las tareas de gobierno del Estado, a través del camino del entendimiento, la concordia y los acuerdos.
Construir esos caminos lo hacen los grandes políticos, los llamados a trascender y no a ser escarnio de críticas y del reproche de la población. Así lo amerita la justicia, la libertad y el progreso para el pueblo de Nuevo León y así lo dijimos en mi discurso de Apertura de la LXXVII Legislatura.