Lectura y libros

De acuerdo con el Módulo sobre Lectura (MOLEC) del Inegi, el hábito de la lectura entre los mexicanos ha ido en descenso

Julio es un gran mes en más de un aspecto. En términos de efemérides, en el séptimo mes del año se permitió por primera vez (3 de julio), que la mujer en México pudiera votar; nace el Colegio Nacional (1943), que se dedica a la investigación y divulgación científica; el presidente Juárez expide (1859), la ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos y la Ley del Matrimonio Civil.

Amén de otras fechas particularmente especiales e importantes para la vida política de México, fue el 24 de julio del año 2008 cuando se publica la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, que viene a complementarse con la Ley de Imprenta, la Ley Federal del Derecho de Autor, la Ley General de Educación y la Ley General de Bibliotecas.

La legislación, cuya reforma más reciente fue en el 2018, deja en manos de la secretaria de Cultura, no de Educación, el Programa de Fomento para el Libro y la Lectura, mientras que, a Educación, entre otras tareas, se le convoca a la formación de lectores cuya comprensión lectora corresponda al nivel educativo que cursan, en coordinación con las autoridades educativas locales.

La ley en comento, claro, tiene muchas, muchas más actividades, compromisos, tareas y asignaturas, pero si hay algo por reconocer, es que, en México, distamos mucho de ser una comunidad lectora.

De acuerdo con el Módulo sobre Lectura (MOLEC) del Inegi, el hábito de la lectura entre los mexicanos ha ido en descenso y durante el 2023 un mexicano promedio leyó 3.4 libros al año, contra los 3.9 del 2022.

Dedicándole apenas 42 minutos a esta actividad, lo que más se lee son páginas de internet, blogs, revistas, periódicos e historietas con temas de literatura, autoayuda y religioso.

Es aquí donde se detecta un área importante de oportunidad para el emprendimiento de políticas públicas que ayuden a elevar esta estadística.

Lejos, lejos, lejos, estamos de alcanzar los números de Finlandia, donde sus habitantes leen 47 libros por año.

Así como se fomenta el arte como una manifestación de la cultura y de nuestra identidad como mexicanos, así de importante es leer, adquirir conocimientos, tener mejores herramientas para salir adelante y tener hambre de visitar otros sitios, otras culturas y amar, por supuesto, la propia.

Esto también viene a colación en momentos en que las autoridades federales siguen levantando polémica en torno a los libros de texto gratuito, sus contenidos y la poca intervención que se permite de otros entes, para supervisar y enriquecer lo que los menores han de aprender en el ciclo escolar próximo a iniciar.

A título personal me declaro kinestésica, prefiero los libros de papel, tocarlos, leerlos, hacer anotaciones al calce, subrayar; pero poco a poco he habituado mi circunstancia al mundo digital, que, al fin y al cabo, es lo de hoy.

Un día como hoy nació la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro; honrémosla justo de ese modo, leyendo y compartiendo nuestras lecturas con nuestros seres queridos.

Es importante que la autoridad en sus diferentes niveles haga la chamba abriendo espacios para los editores de libros y para las audiencias, pero en casa, propiciemos en nuestros pequeños este importante hábito que le permita abrir su mente e imaginar nuevos mundos y sociedades más equilibradas, cultas e igualitarias.