La refaccionaria UNO es un bodegón viejo sobre una de las calles estrechas de la colonia Morelos, en la alcaldía Cuauhtémoc, en la zona centro de la Ciudad de México. Tiene los techos altos y profundidad suficiente para servir no solo de refaccionaria, sino para otra cosa. Así la vieron cinco miembros del grupo de La Unión de Tepito cuando se presentaron hace 16 días ante su dueño para establecerle una cuota semanal a cambio de no invadirle su propiedad.
El comerciante, con temor, juntó 5 mil pesos y se los entregó 7 días después.
A solo unas cuadras de ahí, en el número 7 de la calle Rivero, líderes de la misma banda criminal bajo órdenes de "El Uriel" invadieron departamentos. Gracias a que el caso sonó en las redes, los delincuentes abandonaron el edificio no sin antes amenazar a familias con que si no pagaban 500 pesos mensuales los despojarían de sus viviendas.
Algo pasa en el Centro de la Ciudad que pareciera un territorio impenetrable e incontrolable por las autoridades que no han podido frenar el acoso de La Unión de Tepito a la población.
Cuando la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum inició su gestión, en diciembre de 2018, el discurso oficial sobre la presencia del crimen organizado y bandas del narcotráfico en la ciudad cambió. A diferencia de su antecesor, el ahora senador Miguel Ángel Mancera, que negó todo el tiempo el fenómeno, ella aceptó que existía. El negativo político Mancera, a quien se responsabilizó de la expansión de estos grupos, fue fuerte. Pero lo puede ser aún más ahora para Sheinbaum.
Recordemos que seis meses después de iniciada su gestión decidió incorporar, primero como Jefe de la Policía de Investigación y luego como Secretario de Seguridad Ciudadana, a Omar García Harfuch, quien ha asegurado tener una estrategia clara y frontal contra estas bandas. Sin embargo, algo pasa que, a dos años de su llegada, la paz no se respira en las calles, viviendas, comercios... ¿Se puede decir que una ciudad es segura cuando las familias de un edificio deben pagar una cuota a los narcos para no ser desalojados? Obviamente no. Esta y otras historias, más los altos índices delictivos en toda la ciudad, refuerzan la respuesta negativa.
Fuentes que pidieron el anonimato revelaron a esta columnista el temor que permea entre vecinos del Centro Histórico, Morelos, Guerrero y áreas aledañas. El nombre de la refaccionaria que cito al inicio de este texto es ficticio para proteger a sus propietarios. "No nos atrevemos a denunciar porque todos están coludidos", es la expresión recurrente de las víctimas.
Existe una paradoja que es: as detenciones de criminales de La Unión son más frecuentes, pero la tranquilidad no llega. Solo de enero a mayo de 2021 suman 240 capturas "de objetivos de alto impacto" en el Centro de la Ciudad de México, según datos oficiales.
Pero informes de inteligencia de la policía capitalina señalan que hoy La Unión está fragmentada en cinco o seis células más violentas. Se tienen identificados como cabezas a "El Chori", "El Barbas", "El Uriel", "El Dilan", "El Tomate" y otros. Siempre surgen más y nuevos líderes. Es la hidra de mil cabezas. ¿Cuál es la solución para que las capturas se traduzcan en seguridad?
Yo no la tengo, pero evidentemente las autoridades tampoco.
La profunda raíz de la corrupción y la colusión de las estructuras de la policía, la impunidad, y la ausencia de una estrategia disruptiva está generando cimientos para que se mantenga un criadero de delincuentes. Y uno de los retos mayúsculos para Sheinbaum, si busca robustecer su proyecto político y no cargar con saldos negativos, será limpiar el corazón de la ciudad del crimen organizado y regresarles a sus habitantes la paz que perdieron años atrás.
Twitter: @Sandra_Romandía