La singularidad como cuidado de sí

Durante un psicoanálisis una persona puede conocer lo que realmente desea ser y hacer en la vida

Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre y eso es lo que somos

José Saramago

Los humanos habitamos un contexto artificial, creado, histórico, dinámico, parcial, en constante expansión. Necesitamos referentes imaginarios y simbólicos no sólo para poder habitar en ellos, sino para que nos constituyan, son nuestro "oxigeno". 

Todos y cada uno de los elementos que tejen la cultura (lenguaje, historia, economía, folklore, leyes, escuelas, hospitales, creencias religiosas y políticas...) son referentes y organizadores generales, es decir, se aplican de manera uniformada a toda la población. Para dichos referentes los humanos son grupos de bloques poblacionales distribuidos y clasificados por características específicas, como género, edad, raza, etc. y, por lo tanto, sus propuestas y respuestas son igualmente generales.

Sigmund Freud, en su investigación sobre la mente humana y la invención del psicoanálisis, descubrió muy tempranamente que siempre resiste a cualquier intento de sometimiento y control totalitario (religioso, moral, educativo, disciplinario...) es el deseo humano de tener un deseo propio. En ese sentido, todo orden propuesto a los humanos funciona como un boceto limitado que requiere ser completado por cada uno, de acuerdo con lo que cada persona introduce, pone en juego y completa. Digamos que una persona tiene un problema existencial, una duda que le aqueja y no le deja en paz, por más que pregunte a los demás, siempre habrá algo que el otro no estará en grado de saber y responder sobre quién soy yo, qué deseo hacer, ya que son cuestionamientos que se deben de responder singularmente. No existen respuestas generales para preguntas singulares. No existe una manera estandarizada de ser feliz, sino a través de la vía de la exploración singular.

Durante un psicoanálisis una persona puede conocer lo que realmente desea ser y hacer en la vida, tomando distancia de lo que los demás siempre le buscaron imponer, sea por su bien, bajo el principio del deber ser. Fuera de esas expectativas de los demás cada persona puede encontrar una posición singular desde donde su vida tenga sentido. Pero, por qué muchas personas prefieren responder a sus preguntas singulares a través de respuestas generales estandarizadas, a través de lo que alguien desea de ellos: porque a menudo se piensa que es más fácil agradarle al otro, ser lo que el otro espera de mí con tal de que me ame y proteja. Al vivir de esa manera la persona renuncia a vivir su vida singularmente para buscar someterse al cumplimiento de las expectativas de los demás, es como si dijera "seré lo que tú quieres que sea con tal de que me quieras", gracias a lo cual, si bien podrá quizás estar tranquila en algunos aspectos de su vida, su deseo singular quedará sin respuesta y realización, por lo que le seguirá "llamando" bajo diferentes formas, a la espera de que finalmente decida en primera persona, diferente q lo que lo que otro desea de ella o él, separarse, diferenciarse de dicha expectativa, a fin de ocupar una posición de decisión y exploración singulares. Momento donde iniciará el verdadero viaje de su vida única, irrepetible e insustituible.