Está visto que en materia de seguridad pública no existen soluciones mágicas. Se requiere estrategia, coordinación entre autoridades y la sociedad, inteligencia, muchos recursos y participación ciudadana. Y, además, paciencia y perseverancia.
Sin embargo, con frecuencia candidatos y gobernantes ofrecen las perlas de la virgen, y terminan quedándose cortos, o metiendo a la sociedad en un dilema faustiano.
En El Salvador, Nayib Bukele, presidente del 1 junio 2019 al 1 junio 2024, sedujo a sus compatriotas mediante un pacto con el diablo: el fin justifica los medios —Yo lograré el control territorial del país hasta llegar a cero homicidios y el fin de las extorsiones, a cambio de que ustedes me concedan el poder ilimitado y duradero.
De acuerdo con sus estadísticas, cuyo origen y manejo sólo él conoce, y según su dispendiosa maquinaria propagandística, el mandatario ha cumplido con el pacto. El Salvador llegó a registrar arriba de 82 homicidios por cada 100,000 habitantes. Bukele declaró en marzo de 2022 el estado de excepción, que suspende las garantías individuales. Hoy la tasa de homicidios es 7.8.
No se sabe qué negoció con los jefes de las pandillas, que en la Mara Salvatrucha MS-13, se hacen llamar ´Ranfla Nacional´. El Informe ´Un año bajo el régimen de excepción: una medida permanente de represión y de violaciones a los derechos humanos´, de www.cristosal.org muestra la otra cara de la moneda.
No basta ser un presidente ´cool´. Poder caminar en paz por la calle y recibir su salario íntegro, sin tener que ´pagar piso´ a las maras y pandillas, les resuelve a las familias salvadoreñas sus dos más acuciantes problemas.
¿A cambio de qué? De que una sola persona controle a todo el Estado nacional:
1. La reelección para un segundo mandato. La constitución salvadoreña lo prohíbe, pero el mandatario encontró una ´interpretación´ que lo favorece y se postulará en 2024.
2. El anuncio del combate a la corrupción. El primero en aplaudir fue Christian Guevara, jefe de la bancada oficialista, quien ganó un millón de dólares durante la pandemia por contratos con el gobierno. Bukele y su familia tienen prisa por ingresar al ranking de los salvadoreños más ricos y poderosos. Los mayores robos de gobiernos anteriores palidecen comparado con lo que Bukele ha ocultado en sus primeros cuatro años, señala El Faro: https://rb.gy/3372a
3. Reducir el número de alcaldías y de diputaciones, para que su partido refrende la mayoría constitucional.
4. Terminar con la independencia judicial, la institucionalidad y el estado de derecho. Eso no existe más en El Salvador.
Oxfam nos recuerda que la vida cotidiana de la mayor parte de los salvadoreños sigue marcada por una brutal desigualdad económica https://rb.gy/3372a.
¿Qué tan sostenible es este régimen?
Quienes disienten de Bukele, sean periodistas o dirigentes políticos, se han visto forzados a solicitar refugio en Estados Unidos o aquí en México.
En México, en este sexenio nos ofrecieron seguridad a cambio de poner a las fuerzas armadas a cargo de las tareas de seguridad pública. Salvo casos excepcionales, locales, más botas en el terreno no han resultado en mayor y mejor seguridad.
En el camino hacia las elecciones presidenciales de 2024 en México, el precandidato Gustavo de Hoyos sucumbió a la tentación de ofrecer espejitos de vidrio a la Bukele. No tuvo mayor impacto. Hasta ahora.