La política como amistad

Ojalá algún día festejemos la amistad social que se une por convicción de trabajar en el bienestar colectivo

Festejar el día del amor y la amistad debería ir más allá de las expresiones románticas y bonitos detalles. Debiera ser el refrendo del compromiso que una unión significa en la responsabilidad de estar con el otro, en cualquier tipo de relación, en trabajar con el/ella en sus necesidades; en apoyarlo en momentos difíciles. Es un festejo a la colaboración entre las personas, los grupos y las redes de apoyo.

Al revisar la literatura que define el concepto de la colaboración, se coincide en que ésta es un proceso que se da en grupo en donde los participantes trabajan o interactúan para lograr un objetivo común. A veces se compara con la cooperación, equipo o alianza, sin embargo, una diferencia significativa con estos conceptos es la parte afectiva que se establece cuando los integrantes del grupo están enganchados entre ellos mismos y en la causa que persiguen; esto se da en la colaboración.

Es un proceso circular que pone a disposición información personal y que abre las posibilidades a lo inesperado, a lo diferente, a lo no pensado, a la innovación. Es un descubrimiento compartido en donde hay experiencia y carga emocional a través del diálogo y acciones por y para el otro y la causa común. Los participantes se valoran por lo que saben, por lo que son.

Demanda empatía, sensibilidad, confianza, transparencia e intimidad. No se debe confundir con la competencia pues esta está centrada en uno mismo.

Es innegable la condición social del ser humano. Las ciencias, la cultura, el comercio y la vida personal y familiar proceden de la relación con el otro, sin embargo, cuando las personas se "ligan afectivamente" el resultado final es mejor.

La colaboración es como el romance que inicia con el flirteo y puede llegar a la intimidad. Los sentimientos se funden y las diferencias se suavizan. Hay un valor en la relación que se cuida para no dañarla; la visión es a largo plazo y no en la inmediatez del resultado. Es reglamentada por el afecto, por el deseo de estar juntos y desde luego, por el respeto a la diferencia y derecho a ser de cada uno. Las diferencias se valen y son necesarias, permiten el conocimiento del otro. Bien dice el dicho: te amo porque te respeto y te respeto porque te amo.

Los niveles de profundidad en las relaciones personales, de amigos o parejas, varían. No todos son verdaderamente amigos ni todas las parejas o grupos perduran. La razón de la variabilidad y fragilidad es el proceso de integración, de madurez y de conocimiento que viven y comparten. Tampoco la frecuencia de contacto determina el nivel de profundidad y fuerza de la relación. A veces las condiciones están bien afianzadas y el grupo o la relación persiste indefinidamente.

Si llevamos estos conceptos a nivel social, todos deberíamos ser amigos, muy buenos amigos, que estamos unidos por proyectos comunes, incluyendo a políticos y gobernantes.  Las diferentes visiones políticas, de partido, debieran discutirse bajo la bandera del valor comunitario y permitir que la ciudadanía participe en el análisis y la ejecución. Lamentablemente las diferencias de compromisos y visiones no permiten avanzar en el sentido de comunidad y de ciudadanía. 

Mark Lilla politólogo estadounidense, señala que el sentido de comunidad no debiera hacer diferencia entre raza, género o creencias. "La gente se siente más polarizada, es difícil convencerles de lo que comparten sociológicamente. Es necesario lograr que se centren en un conjunto de principios y un proyecto común que está más allá de sus diferencias", expresa el politólogo.

En nuestra mentalidad hay diferencias que nos separan por intereses o ventajas percibidas que no se desean compartir. La comunidad requiere de la ciudadanía y ambas demandan claridad y transparencia política de los gobiernos para definir y trabajar en proyectos comunes.

Ojalá algún día festejemos la amistad social que se une por convicción de trabajar en el bienestar colectivo.

Así que, si quiere demostrar su amistad a los habitantes de esta ciudad, centre su visión en generar prosperidad a través de relaciones cordiales y compromiso democrático. Y si de manera especial lo quiere demostrar no solo el 14 de febrero sino los días subsecuentes, sea cortés al manejar, reporte los baches de su cuadra y las luces fundidas, participe en las juntas vecinales, barra su banqueta y salude a todos.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com