La otredad es un concepto filosófico del que me gustaba leer, escuchar y aprender. Los humanos somos gregarios, aprendemos a vivir en comunidad y sentirnos parte de algo.
Vivir en comunidad nos ha ayudado para defendernos de otras especies y para sobrevivir catástrofes naturales, difícilmente podríamos sobrevivir si estuviéramos solos. Al formar comunidades y caminar nos ha tocado encontrarnos con otras comunidades que sentimos ajenas. Esas comunidades externas que no forman parte de la nuestra son a nuestros ojos diferentes, son los otros.
La otredad se conforma por los otros, quienes no piensan igual que yo, quienes no viven igual que yo, pero aun así existen. Reconocer que hay otras personas o comunidades no significa que debamos odiarlas o discriminarlas, sentirnos superiores o inferiores, pensar que somos buenos y ellos malos. De los otros podemos aprender, podemos compartir y enseñar.
Todas las personas nos nutrimos de experiencias compartidas con quienes consideramos iguales o distintos. Lamentablemente hay momentos en que sentimientos negativos se maximizan contra los otros, para algunos la solución es que dejen de existir otros, que se unan al mismo grupo y entonces ya se acabará el problema. Bueno, ese es un espejismo porque siempre surgirán otros grupos de personas o pensamientos, siempre.
En la historia mundial hay personajes que han intentado dominar, aplastar, arrasar y destruir para ser los únicos, terribles genocidios se justifican con los pretextos más ridículos. Los peores capítulos de nuestra historia son aquellos donde reinaba la cultura del terror, de la dominación.
La humanidad ha avanzado hacia otro camino, uno de inclusión, de respeto a la diversidad, donde pueden coexistir las personas diferentes, un camino donde todos son iguales en dignidad y en derechos. Espero que en esta época electoral no perdamos el rumbo, que recordemos siempre que coexistir es posible y es mejor para no repetir errores del pasado. Que caminemos con cuidado y fortalezcamos nuestra humanidad.