La debilidad que el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno han mostrado durante los primeros días del 2023 empieza a cobrar factura. Las fuerzas políticas opositoras se han envalentonado y pretenden ganarle en el campo en el que el tabasqueño mejor se sabe desempeñar: en el electoral.
Las derrotas en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, sumadas a una imagen de sometimiento a las órdenes de Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, fueron como un grito de guerra para quienes buscan la alternancia en el 2024, incluidos personajes que hoy forman parte del grupo en el poder.
Basta ver el texto que sobre el caso de la ministra Yasmín Esquivel difundió esta semana el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México para percatarse de que las intimidaciones que surgen desde la conferencia de prensa de Palacio Nacional ya no son “todopoderosas”.
En ese tenor se confirma lo publicado aquí el miércoles: que la alianza Va por México ya se puso de acuerdo para las elecciones del 2023 y 2024 y entre esas pláticas y posibles alianzas se encuentran los nombres de Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard. Al coordinador de los senadores de Morena y al secretario de Relaciones Exteriores les han lanzado el anzuelo en la oposición y ha habido pláticas al respecto.
Para el 2023, Alejandro Moreno y el PRI tienen la encomienda de ganar en Coahuila y en el Estado de México. Deben asegurar su supervivencia y enterrar la posibilidad de ser sujeto de un juicio de procedencia que le quite el blindaje constitucional con el que cuenta como legislador. Sus mismos aliados lo tienen sentenciado: la victoria o la prisión.
En cuanto al PAN, no solo encabezará la candidatura para la Presidencia de la República, sino que buscará posicionar a Santiago Taboada como su candidato en la Ciudad de México, contra los deseos de la senadora Xóchitl Gálvez, de la alcaldesa Lía Limón, y del priista Adrián Rubalcava, quien es el primer afectado del acuerdo anunciado.
El pago para el PRD es, de inicio, mantener su registro como partido político, así como lugares importantes en el Congreso, en las presidencias municipales y en los 30 congresos locales que se van a renovar en el 2024.
Los tres partidos políticos seguirán intentando incluir a la alianza al Movimiento Ciudadano de Dante Delgado. La oferta es llevar un amplio margen de negociación en los nueve estados que también renovarán su gubernatura en el 2024.
En tanto, Morena logró ir a las urnas en conjunto con el Partido Verde, aunque el reto será ver si lograrán contener los ánimos y discrepancias del Partido del Trabajo. En ambas entidades, el organismo político de Alberto Anaya amagó ya con llevar sus propios abanderados. En el caso de Coahuila irían con lo que podría llamarse un peso pesado que se le cayó a la 4T: el subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía.
El Yasmingate: entre la UNAM, AMLO y la Corte
Cada vez se pone peor el escándalo que involucra a la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Yasmín Esquivel, en el que el presidente Andrés Manuel López Obrador, al tomar partido y culpar a sus adversarios de la filtración del plagio, solo hizo más grande la crisis.
La demanda de renuncia de Esquivel a su cargo como ministra se exacerbó con la conclusión de la UNAM, firmada por el rector Enrique Graue, en la que se corrobora que la tesis plagiada fue la de Edgar Báez.
La responsabilidad ahora es de la Secretaría de Educación Pública. La presión para Leticia Ramírez Anaya será mayúscula: por un lado, el Presidente querrá que se exonere a Esquivel, y por el otro, el precedente que sentaría con una decisión así, toda vez que la UNAM ya se pronunció.
En Palacio Nacional cayó como bomba el comunicado de la UNAM. El enojo lo exhibió ayer en su conferencia matutina el presidente, quien llamó al rector Graue “Poncio Pilatos se lavó las manos”, dijo. Lo que quería el Presidente era que resolviera a favor de Esquivel, por lo que pedirá a la titular de la SEP que devuelva la decisión a la máxima casa de estudios.
En noviembre de este año, Enrique Graue concluye su segundo periodo como rector de la UNAM y no tiene la mejor relación con el presidente, quien, como casi todo, ve en la decisión de la universidad un ataque contra él que intentará revertir.
@MarioMal