La masacre de Camargo

México es un país con grandes riesgos para los migrantes que deciden cruzarlo en su travesía hacia los Estados Unidos.

México es un país con grandes riesgos para los migrantes que deciden cruzarlo en su travesía hacia los Estados Unidos. El pasado viernes 22 de enero se encontraron dos camionetas con 19 muertos calcinados en su interior, 14 de ellos son de nacionalidad guatemalteca. Las autoridades investigan el caso, que recuerda la matanza de San Fernando, Tamaulipas, ocurrida el 22 de agosto de 2010, donde fueron asesinados 72 migrantes en el Ejido El Huizachal. Con respecto a esta nueva matanza también en Tamaulipas, hasta el momento han detenido a 12 policías estatales que se presume estuvieron presentes en ese lugar del municipio de Santa Anita, en Camargo, y que posiblemente recogieron los cartuchos que se utilizaron para ultimar a los migrantes.

Un habitante de la Aldea de Tuichilupe, en Comitancillo, Guatemala, familiarcercano de una de las víctimas, brindó información precisa sobre lo ocurrido ese fatídico día (22 de enero), en la brecha ya en territorio tamaulipeco, que recorre del poblado de Gracias a Dios, cruza por Ranchito Cerro Azuly se encamina hacia El Panalito. Según este informante, el pasado martes 12 de enero partieron de la comunidad de Comitancillo, ubicada a 1500 kilómetros de la frontera con Chiapas, donde la pobreza es un signo ominoso presente en la vida de las comunidades que pertenecen a este municipio, cruzaron los poblados de SanMarcos, luego   Esquipulas Palo Gordo, San Rafael Pie de la Cuesta, Malacatán, San José Petacalapa, hasta llegar a la frontera mexicana-guatemalteca, a la aduana de El Carmen.

Se pusieron de acuerdo varios de aquí, como unos treinta, la mayoría hombres pero también iban mujeres.  Muchos no son del municipio, viven en las comunidades, son principalmente de las aldeasde Chicajalaj, Tuichilupe y San Lorenzo;de allí van Santa Cristina García Pérez, Dora Amelia López Rafael, Paola Damaris Zacarías Gabriel, Óscar Velásquez Ramírez, Edgar López y López, Adán Coronado Marroquín, Marvin Alberto Tomás Tomás, Élfego Roliberto Miranda Díaz, Osmar Neftalí Miranda Baltazar, Robelson Elías Tomás Isidro, Anderson Marco Antulio Pablo, Rivaldo Danilo Jiménez Ramírez e Iván Gudiel Pablo Tomás, que son los que recuerdo;  entre las mujeres, una de ellas es una ahijada mía, que estaba trabajando y juntó un dinerito para pagarle al coyote, pidió un préstamo de 65 mil quetzales al municipio de Comitancillo, yo se lo autoricé (porque yo trabajó allí para el alcalde), pensando en hacerle un bien, porque ella era una persona muy responsable, muy cumplida, siempre se esmeraba por hacer el bien, tenía una hija3 de mayo la fiesta de las Cruces, es una fecha muy importante para nosotros, nos recuerda que polvo somos y en polvo nos convertiremos, así que hay que hacer el bien mientras estemos en esta tierra, no importa si vivimos  en un lugar pobre y olvidado como Comitancillo o si estamos en Houston o cualquier otra ciudad rica;  y eso tenía mi ahijada, que siempre era humilde de corazón, quería trabajar para luego tener dinero para llevar a su hija, ahora la niña está con la abuela y se ha quedado sin su mamá, ¡muy triste!Después de que salieron tempranito, en la madrugada de aquí, no se volvió ella a comunicar hasta después de varios días, y le dijo a su mamá, estamos acá en Chiapas, en Motozintla, no me había comunicado porque nos robaron los celulares, pero ya conseguí otro. Ella se sentía segura porque los muchachos que la acompañaban, también son muchachos buenos, uno de ellos era Marvin Alberto Tomás,  de 22 años, trabajaba como agricultor y había sido jugador del equipo Juventud Comiteca, de la tercera división de Guatemala;  todos son personas que alaban a Dios, algunos son evangélicos y otros católicos, porque aquí se da mucho eso, ese pleito entre unos y otros, pero todos tenemos el mismo Dios, así que no debería ser eso, de verse con odio, ¿pa’qué? Después de que llamó a su mamá de Motozintla, dijo que irían rumbo a Villahermosa, luego hacia el norte, hacia Coatzacoalcos, después Papantla, Poza Rica, Tampico, hasta llegar a Ciudad Victoria. No volvimos a saber de ella hasta que, días después, volvió a llamar, le dijo muy entusiasmada: “¡Mamá, estoy acá, en una ciudad que se llama Monterrey, estamos bien, mañana iremos hacia Camargo, porque está aquí cerca ya la frontera con los Estados Unidos, estoy muy emocionada!”.  Según cuenta uno de los 11 sobrevivientes que sí lograron cruzar pa’l Otro Lado, que a ellos se les descompuso la camioneta saliendo del poblado de  San Pedro, muy cerca de Comales,  antes habían pasado por Ranchito Cerro Azul, y que luego el paisa que los guiaba, al que le llaman coyote, ese iba con su papá, que era el que manejaba el vehículo, dijo que  habían conseguido una camioneta en Monterrey, muy buena, una Toyota me acuerdo bien, y que con ésa seguro llegarían sanos y salvos, pero no fue así, agarraron por caminos de terracería pa’ que las autoridades no los fueran a pescar, pero el lugar por donde iban, llegando a un pueblito que se llama Santa Anita, allí los empezó a perseguir una camioneta negra con muchos delincuentes en la caja de atrás, y luego aparecieron dos camionetas más, con muchos sicarios con metralletas, y les empezaron a disparar pa’que se pararan. El coyote traía un AK-47 y comenzó a tirarles para poder escapar, estabanmuy cerca de llegar a Río Grande, muy cerca, pero les poncharon las llantas y no les quedó más que detenerse. Cuando vieron que las camionetas los rodearon y los sicarios les apuntaron, bajaron a golpes a los coyotes para hablar con ellos, porquetienen que reportarse con el Cártel para tener autorización y poder llevar la gente, pero no fue así, y en eso que llegan unas patrullas de la policía. Nuestra gente al verlos suspiró, se sintieron aliviados, por fin podrían librarse de esa pesadilla,  su sueño de poder llegar al Otro Lado tomó vida nuevamente, pero sólo por unos minutos,  se dieron cuenta que los policías eran amigos de los sicarios, después vieron cómo el jefe de los malos, dio la orden: “¡Piso, denles piso, pa’que aprendan!”. Y se escucharon muchos disparos como miles de cuetes, luego se acercó el jefe de los policías y les dijo: “¡No se les olvide levantar los casquillos cuando terminen con todos, que no quede ni uno…!”.