La luz al final del túnel

El problema histórico y geopolítico de Cancún puede resolverse si cada quien hace lo que le corresponde y lo hace bien

A las mexicanas y mexicanos: Hace algunos meses escribí sobre cómo la zona turística de Cancún es la fachada que esconde un destino clandestino, violento y abusivo, donde la pobreza y la marginación de muchas personas es la cruel expresión de una realidad que es urgente modificar. Por décadas, los hechos desgarradores que ahí han ocurrido tienen asidero y referente en el poder de la impunidad disfrazado de autoridad, el intrincado tejido de poder económico, el poder político y la delincuencia organizada trasnacional, han sido una fuerza letal que rompió la columna vertebral de la sociedad.

Afortunadamente, hoy se vislumbra una luz al final del túnel, la cual presagia que no todo está perdido y que al fin se está poniendo un alto a esa cruenta historia que contaban las playas de Cancún, gracias a los esfuerzos del gobierno del estado, las organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía.

Hace un par de días, agentes de la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo rescataron a un menor de edad que era explotado sexualmente por dos hombres en un motel a la salida de Cancún, sobre la carretera a Valladolid. Queda claro que una vida lo vale todo y todos los esfuerzos para rescatar a una víctima de trata de personas son fundamentales.

Al respecto, la Fiscalía señaló que "el rescate y la detención se dio tras cinco días de un operativo con elementos infiltrados de la Unidad de Trata de Personas Menores de Edad". Es de destacar que esta detención no sólo es importante por el adolescente que tenía ya mucho tiempo de sufrir abusos sexuales y vejaciones que lesionaron gravemente su dignidad humana, sino también porque con la detención de los tratantes se desmantela una importante red.

A diferencia de otros delitos de alto impacto como el narcotráfico, en el delito de trata de personas, cuando se logra la detención de las cabezas de las células delictivas, en realidad se le corta un brazo a ese monstruo voraz que significa la trata de personas.

El operativo, rescate y detención de la víctima son un claro ejemplo de que cuando las autoridades se toman la ruta de la justicia con responsabilidad, sí es posible erradicar delitos tan aberrantes como la pornografía, el turismo sexual, la explotación y el abuso infantil. De ser el paraíso de la impunidad, hoy existe una Fiscalía especializada, investigaciones de gran calado que contemplan figuras que permiten infiltrar personas, proteger testigos y hacer todo lo necesario para hacer caer todo el peso de la Ley en contra de los tratantes, y muy pronto de aprobarse la Iniciativa de la diputada Dulce María Silva Hernández, también sobre los clientes.

La lucha de la sociedad civil y de Lydia Cacho no han sido en vano. El problema histórico y geopolítico de Cancún puede resolverse si cada quien hace lo que le corresponde y lo hace bien. Las acciones emprendidas por el gobierno estatal dan esperanza de que el territorio quintanarroense no se caracterizará más por el delito y la impunidad, y son un ejemplo que deben seguir otras entidades federativas. Sigamos luchando contra la trata de personas y erradiquemos para siempre este delito.