La insurrección trumpiana

Donald Trump, un show man (bufón), adquirió experiencia como amigo del propietario de esa agencia de lucha libre donde participaba con bravuconadas.

Esa mañana fría del 6 de enero las masas estaban listas para entrar en acción; su líder, el presidente norteamericano, Donald Trump, las reunió en el parque Elipse al sur de la Casa Blanca y con su oratoria, acicateó una y otra vez a las multitudes, encendiendo los ánimos como si fuera una arena coliseo de la WWE (WorldWrestlingEntertainmente, Inc.).

Donald Trump, un show man (bufón), adquirió experiencia como amigo del propietario de esa   agencia de lucha libre donde participaba con bravuconadas que incendiaban los ánimos del público asistente, cómo no recordar la “Batalla de los Billonarios” del 2007. Bajo este esquema de la política como espectáculo y con la firme intención de incitar a las masas, Trump salió esa mañana de Día de Reyes, de su casa de campaña, en el parque Elipse, al son de la canción Gloria de Laura Branigan, para llevar a cabo su discurso disruptivo con el cual pretendía presionar al Congreso para evitar la certificación del proceso electoral.

La inspiradoraMarcia su Romade Mussolini en 1922, se convirtió en “La marcha para salvar Estados Unidos”, donde supuestamente Trump acompañaría a sus seguidores hasta el Capitolio para protestar por la fraudulenta elección presidencial. Una vez allí, la turba embriagada por los ánimos colectivos hizolo que se esperaba que hiciera: reventar la sesión del Congreso. Increíblemente lo lograron, se amotinaron y escalaron hasta llegar a la entrada del recinto; en su interior provocaron terror y, en la vorágine multitudinaria, consiguieron que los legisladores huyeran como ratones de su ratonera.

Las fotografías más icónicas que hemos observado vale la pena analizarlas: en una de ellas vemos a un hombre caucásico portando una gorra de camionero, con barba cana sin afeitar de varios días, con su camisa de franela a cuadros, pantalón de mezclilla y botas de obrero, sentado cómodamente en el sillón de Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, con los brazosextendidos al cielo y con las botas sobre el escritorio. Una escena como ésta sólo la había visto con un intendente de Allende, Don Alonso, que cada vez que la directora salía de la escuela, aprovechaba él para sentarse y subir los zapatos en el escritorio, añorando aunque sea por un instante, cómo sería y cómo se sentiría ser poderoso, porque eso es lo que transmite este símbolo del escritorio: el poder de quién lo posee. Poco le duró el gusto a Richard Barnett, quien fue arrestado recientemente en Little Rock, Arkansas, acusado entre otros cargos de entrada ilegal a un edificio restringido, entrada violenta y conducta desordenada, así como robar propiedad pública, ya que como souvenir se le ocurrió llevarse un sobre de la legisladora, por el cual, el aseguraba haber dejado en el escritorio 25 centavos, como pago ante algo que “realmente no lo valía”.  ¡Oh Bigo (ese era su sobrenombre), creo que te vamos a extrañar!

La otra fotografía también icónica, fue la de un sujeto más joven, con gorra azul de invierno estilo   Santa Claus, con la insignia Trump, de nombre Adam Christian Johnson, quien decidió llevarse como recuerdito un atril de la oficina de Nancy Pelosi, la líder demócrata. ¿Para qué puede servir un atril como ése? Para nada, aunque este seguidor trumpiano decidió venderlo por EBay, subastándolo por 77,877 dólares. Además del valor económico, también posee este atril, un  par de micrófonos y el escudo del águila norteamericana, un significado como ícono simbólico, ya que forma parte de los instrumentosque sostienen la comunicación del líder y es un elemento representativo del poder formal de las élites. El atril es desde donde el líder se parapeta para ofrecer sus discursos, representa también el poder de la palabra, y Johnson también cayó en la tentación de poseer como memoria de su victoria ante las élites, un fragmento de los instrumentos del poder, así como en Vietnam era un gran souvenir tener una pedazo de metal de un avión yanqui alcanzado y derribadopor los cañones de artillería del Vietcong.

Otra fotografía icónica del asalto al Capitolio, fue el del Chamán Jake Angeli (Jacob Anthony Chansley), un personaje también distintivo en cuanto a las masas que siguen al presidente norteamericano. Se trata de creyentes en teorías conspiratorias de QAnon, donde las élites son oscuras y los patriotas trumpianos tratan de luchar para liberarse de su opresión. Las banderas confederadas forman parte de este discurso donde el Norte, logró imponerse y abolir la esclavitud, este resentimiento de los perdedores de la guerra civil aún sigue vigente, ahora identificando a lasélites de Washington con los herederos del poder de la Unión que derrotó hace 160 años a los confederados.

Lo que logramos observar en los seguidores de Trump es que son creyentes, se han convertido en personas que creen en una cosmovisión mágica y política, donde su líder los llevará a luchar contra las élites que representan intereses distintos a los de la supremacía blanca.  Podríamos decir que el éxito de Trump es haber creado un discurso populista, que ha generado un sentido de identidad para este colectivo conservador de “Rednecks” y “Hillbillys”, donde pueden enfrentar a un poderoso enemigo caracterizado por las élites norteamericanas especialmente de Washington.

Los términos“Redneck” y “Hillbilly”, han sido tan peyorativoscomo el de “Beaner” para los mexicanos y “Nigger” para los afroamericanos; pero ahora poseen una identidad colectiva en este movimiento anti establishment, donde como pueblo blanco trabajador, pueden encauzar su ideología base: el racismo.  Podemos sintetizar el éxito trumpiano, señalando que se trata de un líder populista, que recupera la categoría del pueblo contra las élites, se trata de un líder carismático, es decir, que sabe incitar las masas desde las emociones más básicas, especialmente el odio; además de carismático es autoritario, le estorban los medios de comunicación y la oposición, quiere todo el poder: Trump for ever y, además, utiliza la ideología de la supremacía racial para provocar en sus seguidores las emociones destructivas básicas para mantenerlos en movimiento y que puedan entrar en acción en cualquier momento.

Hasta hoy lunes 11 de enero, las instituciones democráticas norteamericanas han logrado soportar la embestidapopulista de Trump, aún quedan nueve días más por transcurrir antes de la toma de protesta de Joseph Biden. ¿Qué podemos anticipar? Que Trump intentará buscar inmunidad para los cargos que puedan los demócratas tratar de fincarle, para ello necesita la ayuda de Mike Pence, el vicepresidente, que al renunciar Trump, se quedaría como presidente en funciones y podría llevar a cabo el indulto de diversos delitos federales, previniendo con ello que Trump pueda ir a juicio y tenga mayores posibilidades de participar en la elección del 2024, lo cual es realmente complicado.

Al final todo le salió mal a Trump, seguramente renunciará unos días antes para evitar el impeachmento la aplicación de lavigesimoquinta enmienda, que lo declara incapacitado para ejercer el puesto. Si renuncia antes podrá quedar en posibilidades de continuar con su carrera política, si prospera el impeachment, ésta quedaría trunca.

Anticipamos que Trump caerá en desgracia, le esperan muchas demandas y juicios que tendrá que enfrentar en los tribunales, su carrera política se acabó, pero su legado continuará y eso es lo más preocupante de este tema, ya que las masas encontrarán otro líder populista que siga defendiendo su identidad como pueblo en contra de las élites y que continúe alimentando el racismo como ideología de base. Además, como parte de estas élites ya no sólo se encuentran los medios de comunicación tradicionales, ahora los gigantes de las redes sociales, especialmente Facebook,Twitter, así como YouTube, han entrado a formar parte de estas nuevas élites que conforman el sistema plutocrático norteamericano.