Septiembre, mes festivo para los mexicanos. Época del año en que de manera especial afloran sentimientos de patriotismo reflejados en colores, gastronomía, arengas y objetos vistosos que decoran oficinas, casas y calles. Celebramos la independencia de México.
Los mexicanos festejamos el inicio de la Independencia y no su culminación que fue 11 años después. El levantamiento fue el 16 de septiembre de 1810, fecha adelantada a la originalmente prevista, al ser descubierta la conspiración proyectada para el 1º. de diciembre.
Recordar esta batalla contra los españoles trae a la memoria los motivos que tenían los mestizos y los criollos que estaban hartos de ser considerados ciudadanos de segunda. Estaban cansados de que las decisiones y los dineros del pueblo privilegiaran a España, la madre patria. Se vivía una crisis económica, política y social derivada de las reformas borbónicas que generaron un profundo malestar del pueblo.
A veces nos preguntamos, la historia, ¿para qué? El pasado nos permite entender nuestro presente y nos debe inspirar hacia situaciones mejores. Además, es increíble la similitud de ideales, valores y problemáticas que siguen vigentes en la actualidad.
El significado literal de la palabra independencia tiene que ver con la capacidad de decidir y actuar sobre nuestros propios intereses y recursos. Al referirlo a los países es una manifestación de la soberanía, sin influencias externas. Es un sinónimo de libertad.
En aquella época se tuvo gran influencia de militares, del clero, de la gente “ilustrada” (así se les llamaba) que investigó movimientos extranjeros inspiradores, de personajes con dinero y desde luego de mujeres. La independencia no hubiera sido posible sin ellos. Era gente cercana al pueblo, con mucha influencia hacia la población y con recursos. Ellos planearon las conspiraciones para diseñar la estrategia de libertad, recabar dinero y diseñar el plan político para la nueva nación.
¿Qué hemos ganado y perdido a lo largo de estos 212 años?
Gracias a la Independencia de México, se sentaron las bases de la democracia, el reconocimiento a los derechos humanos, la formalización de leyes, y valoración de principios como libertad, igualdad, identidad, unión y soberanía.
Si bien nuestra soberanía no está en riesgo, sí tenemos fuertes dependencias económicas con el extranjero que nos demandan negociaciones equitativas y transparentes. De igual manera tenemos presiones por problemas globales como la migración, el narcotráfico, calentamiento global, comercio ilegal, por citar algunos riesgos.
Al interior del país la evolución nos ha cobrado factura principalmente en la visión compartida, que ya no tenemos, para tener bienestar. De igual forma, siguen prevaleciendo las luchas internas de poder, privilegios económicos, privaciones de libertad, corrupción, así como graves omisiones en el reconocimiento de derechos humanos para poblaciones vulnerables.
Tenemos graves deficiencias en el estado de derecho que limitan el ejercicio de las libertades civiles. La violencia por el crimen organizado, las violaciones a los derechos con perspectiva de género y las omisiones hacia los grupos vulnerables, son ejemplo de ello. Nos falta también avanzar en transparencia de la información y cultura de la legalidad.
Y quizá el gran pendiente es la prevalencia de las condiciones de desigualdad en el país que cada vez aumentan y que impactan los derechos humanos al relacionarse con el acceso a la salud, educación y trabajo digno.
En el Índice de Libertad en el Mundo 2022 de Freedom House, México es catalogado como “parcialmente libre” al obtener una calificación de 60 de 100 puntos posibles. Esos 60 puntos se dividen en 27 en la categoría de derechos políticos y 33 en libertades civiles que son los aspectos que se consideran.
Esta investigación es interesante pues mide la percepción de libertad en aspectos como elecciones, expresión, justicia y movilidad. Según estos resultados, es claro que los mexicanos no nos percibimos ni nos sentimos totalmente libres.
Como referencia, Noruega y Suecia tienen una calificación de 100 y los países que obtuvieron una calificación igual o superior a 95 son Canadá, Dinamarca, Japón, Nueva Zelanda, Portugal y Uruguay.
Es bueno recordar nuestra independencia y sobre todo festejarla. Pero tal vez sea más relevante cuestionarnos si los principios inspiradores de libertad, justicia, legalidad e igualdad siguen siendo rectores de nuestras decisiones y acciones. Y lo más importante, construir todos los días la independencia respetando la libertad de acción y de pensamiento; trabajando juntos, con visión futura, hacia un México mejor.
No olvidemos agregar a los festejos los chiles en nogada, el huapango de Moncayo, el tequila y el agua de horchata. Viva México.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com