De acuerdo con la Real Academia de la Lengua, una familia es un “grupo de personas emparentadas entre sí, que viven juntas”, entendiendo por “emparentado” (según la misma fuente), señalar o descubrir relaciones de parentesco, origen común o afinidad, contraer parentesco por vía de casamiento, o dicho de una cosa: adquirir relación de afinidad o semejanza con otra.
En los tiempos que nos toca vivir, donde la gente la piensa más para un “casamiento”, aplica más el término de familia a grupo de personas con origen común o afinidad, creo yo.
“A pesar de que el concepto de familia se ha transformado en las últimas décadas, evolucionando de acuerdo a las tendencias mundiales y los cambios demográficos, las Naciones Unidas consideran que la familia constituye la unidad básica de la sociedad”, dice la Organización de las Naciones Unidas en torno a la familia.
Este primer domingo de marzo se conmemoró en México el Día de la Familia, fecha institucionalizada por Vicente Fox, con la finalidad de fomentar la integración y unión familiar, así como resaltar la trascendencia social de este núcleo social y edificar una cultura favorable a ella a través de la educación.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población citado por el Gobierno de México, hay en nuestro país 35 millones de hogares, donde la tercera parte, la cabeza, es una mujer.
A estas alturas de mi vida puedo alardear –y agradecer- tener a mis padres, Don Arturo y Doña Esperanza; a mi hija Perla Alexandra y hermanos Irasema, Arturo y Francisco, además de sobrinos, primos, en fin, la lista es algo larga. En mi ajedrez personal son muy pocas las piezas que faltan, lo cual también es de agradecer.
Como también es de agradecer mi familia ampliada: mis amigos y amigas y mis animales de compañía, que son parte del hogar.
Fue una gran idea la de Fox institucionalizar esta festividad en nuestro calendario nacional, bajo el argumento de poder crear políticas públicas orientadas a proteger los vínculos de sus integrantes; justo ahí es donde puedo seguir viendo claroscuros y un área de muchas, pero muchas oportunidades.
La propia ONU, que celebra el Día de la Familia a nivel mundial en el mes de mayo, se refiere a la festividad como una oportunidad de reconocer, identificar y analizar cuestiones sociales, económicas y demográficas que afectan el desarrollo y evolución de las familias.
El caso es que las políticas públicas implementadas en México y en Nuevo León, quedan debiendo en el tema de la cohesión familiar.
Y una vez más, los números no mienten, al menos en el caso de nuestro estado, el 2022 cerró con 22,480 casos de violencia familiar, contra los 21,019 del 2021 y los 17, 940 del 2020.
No digo que un evento masivo no sea un aliciente para fomentar la unión familiar, pero el fortalecimiento de la familia es mucho más que eso, es generar oportunidades de educación, empleo, seguridad, espacios para la recreación y convivencia, campañas institucionales en redes o medios tradicionales que promuevan el respeto entre sus integrantes, respeto a la diversidad, el amor, la unidad.
Si ya se ha visibilizado la urgencia de consolidar a la familia como célula base de la sociedad, vayámosle poniendo un poco de ingenio para fortalecer las políticas públicas en tal sentido, hagamos que el Día de la Familia sea mucho más que una o dos fechas para festejar en el año.
Desde casa tampoco podemos hacernos de la vista gorda: pongamos atención hacia cada uno de los integrantes de la familia, seamos considerados, empáticos, organicemos actividades en conjunto, pero, sobre todo, mejoremos la comunicación.