Si quería dejar en claro que ya llegó y en qué plan estará, lo logró plenamente.
Tal fue su llegada a la Corte que, nada más por eso, Lenia Batres Guadarrama comenzó a dejar huella como ministra.
Respetuosa e institucional, la ministra presidenta, Norma Piña, le dio la bienvenida.
En su discurso, la Dra. Batres demostró que su pecho, como el de su mentor, tampoco es bodega.
Aseguró que la Corte ha cometido excesos que han subordinado a la Constitución y criticó que el Pleno no atienda asuntos que den acceso a derechos sociales: “Lejos de ello, tenemos una Corte enfocada en casos que tienen fuertes implicaciones políticas, que incluso involucran afectaciones al orden público y al interés social, como la declaración de invalidez de leyes o de normas que buscan proteger los bienes nacionales, caso de la Ley de la Industria Eléctrica o distribuir el poder, como la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (…) No tenemos una Suprema Corte subordinada a la Constitución, sino una Constitución subordinada a la Corte”.
A quienes ahora son sus partes, les dijo que no tienen problemas ideológicos, sino una responsabilidad de Estado de generar sentencias justas.
Y, por supuesto, no desperdició la oportunidad para criticarlos por recibir un salario mayor al del presidente: “Han incumplido, además, desde hace 14 años, el artículo 127 constitucional, que fija como límite para la remuneración de las personas servidoras públicas, la establecida para el Presidente de la República, disposición que no fue impuesta ni por el actual mandatario, ni por las mayorías parlamentarias actuales, sino que entró en vigor en 2010. La insistencia en este tema no responde a un política o ideales de una cierta visión partidista. Simplemente, nos corresponde acatar la Constitución (…) No tenemos un problema ideológico, sino una responsabilidad de Estado para proporcionar a la sociedad mexicana seguridad ciudadana, investigación de delitos y sentencias justas / en vez de generar impunidad en la persecución de los delitos. En este tipo de problemas es en los que se esperaría el activismo judicial de una Corte sensible al principal problema del país desde hace un cuarto de siglo”.
Lenia Batres agradeció a quienes la han felicitado por su designación, y aceptó la denominación que algunos le han hecho como la “Ministra del pueblo”: “Quien crea que puede ridiculizarme por provenir de este pueblo mexicano, no sabe la fuerza y la grandeza que me está atribuyendo. La recibo con esa dignidad. ‘Ministra del pueblo’ es una misión enorme que acepto con honor y con la responsabilidad que merece”.
Solamente le aplaudieron las ministras Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, además de sus familiares e invitados. La ministra Margarita Ríos Farjat y el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá no asistieron. La ministra presidenta dijo que “por gozar de su período vacacional”. Ahí estuvieron los integrantes de la Sala Superior del Tribunal Electoral y del Consejo de la Judicatura, su hermano, Martí, hoy jefe de Gobierno de la CDMX, sus otros hermanos, su hijo y el vocero presidencial.
Friends and family.
Para ellos, pura felicidad. Fue un triunfo, otro más de los llamados “duros” de Morena, que rodean al Presidente, y que tendrán esa posición los próximos 15 años. Fue una derrota más para la candidata Claudia Sheinbaum, quien perdió la oportunidad de proponer y en su caso designar a esa ministra de la Corte, como le correspondía.
Primero Clara y ahora Lenia. ¿Quién sigue antes de que gane la elección y los mande a volar?