El pasado martes 11 de abril se presentó en la sala de un importante cine del sur de la ciudad de Monterrey, la película La deseada; filmada en Villaldama, Nuevo León y dirigida por Julio César Ortega Pirayno, contó con un reparto espectacular. Se trata de la primera producción cinematográfica rodada en locaciones de este municipio, además del propósito estético de la obra fílmica, también es un aliciente para convertir a Villaldama en la próxima capital cinematográfica de Nuevo León.
Existen pueblos que se han consagrado por su presencia en diversos films, como Chupaderos en Durango o Monument Valley en California. Estas comunidades han sido retomadas especialmente para películas del Viejo Oeste, pero en el caso de Villaldama, destaca un estilo rústico de vida rural, además, históricamente, posee un espíritu colectivo que refleja la dura vida de los mineros y las familias del noreste de México.
Villaldama fue un centro minero de primer orden en su época de oro, ahí están las ruinas de la Hacienda de Guadalupe en Minas Viejas que son tan interesantes y se encuentran en un estado prístino, así como las minas de Sierra Montaña, en la comunidad del Potrero, una locación natural al pie de la Sierra de Gomas que resulta impresionante por la fuerza indómita de su inmaculada naturaleza.
Como viejo pueblo minero, Villaldama posee grandes recuerdos de sus habitantes, especialmente a manera de leyendas. Estas han sido recuperadas por el trabajo de crónica realizado por la Profra. María Luisa Santos Escobedo, destacada cronista de este municipio. En los textos: Villaldama de mis recuerdos y La minería en Villaldama, recupera especialmente una leyenda oriunda de esta localidad, donde se expresan las emociones humanas más insondables por su naturaleza trágica.
La deseada hace referencia al relato mítico de una joven muy bella que vivía con sus padres en una hacienda del lugar. Formaban parte de las familias que se habían enriquecido con la explotación de las minas de la región. Eran accionistas y vivían a todo lujo, con grandes propiedades a manera de latifundios, una servidumbre abultada que era explotada de manera sistemática y un estilo de vida que implicaba viajes frecuentes a Europa, especialmente a París donde solían permanecer durante semanas y aprender un poco de francés, adoptando con ello las modas que importaban como parte de su estilo y forma de vida.
Al ser un pueblo minero, las familias de los mineros era gente humilde, aunque la minería siempre mantenía vivo el sueño de enriquecerse de la noche a la mañana; para ello era necesario encontrar algunas piedras o minerales codiciados, que pudieran los mineros sacar legalmente de la mina, especialmente en su día libre, aprovechándolo para extraer lo más posible, esto como rédito de su trabajo que sería legítimamente de su propiedad. Pero en general, era gente muy sufrida por las condiciones laborales. Debe haber sido duro entrar a una cueva oscura, penetrar literalmente rumbo al centro de la tierra, encontrar enormes galerías en el subsuelo, y no tener la certeza de poder salir de allí con vida; recordemos que existían grandes riesgos, desde inundaciones, gases tóxicos hasta derrumbes inesperados.
Un humilde mozo de familia minera encontró trabajo en los aposentos de la familia rica donde vivía La deseada, el mote popular para esa hermosa joven. Dicen que el amor juvenil surge y se abre paso ante las adversidades, y así fue en esta historia. Lo improbable se volvió posible, y la joven hija de familia acaudalada se enamoró del joven peón de la finca. Como amor prohibido al estilo Romeo y Julieta, el lazo se fortaleció ante la oposición que surgió por parte de las familias y la sociedad villaldamense de la época.
Además del amor imposible, en esta historia intervienen otros personajes de naturaleza siniestra. Una joven humilde, de origen tlaxcalteca, también moza de la opulenta familia, se enamora de Romeo a manera de triángulo amoroso, odiando en sus entrañas a Julieta, para quien no sólo desea el mal, sino que logra recuperar del saber tradicional, prácticas propias de las brujas de la región, realiza rituales y elabora potentes potajes para potenciar un mal de ojo verdaderamente maligno, además de especializarse en envenenar lentamente a su rival de amores.
Como parte de la brujería, un espíritu de ira se apropia del corazón del padre de Julieta, quien decide comprometerla con el hijo de un rico hacendado y, obviamente, propietario de minas de la región. Pero Julieta resiste y se opone a este compromiso forzado.
El hijo del hacendado es un psicópata que de pequeño asesinó a una joven empleada jugando, al lado de su hermano, con un arma de fuego de su papá. La travesura fue un poco siniestra: amarraron a la trabajadora doméstica al tronco de un árbol en la huerta familiar y luego la fusilaron con una carabina Winchester calibre 44-40; dicen que del cuerpo destrozado extrajeron 15 balas.
Ambos, el papá iracundo de Julieta como el prometido despechado, armaron una cacería humana donde participaron decenas de personas a quienes se les prometió una jugosa recompensa; había que atrapar a Romeo, dead or alive; si moría en el acto de captura la recompensa sería el doble en monedas de oro de la época. Cazarrecompensas profesionales e improvisados sobraron para esta acción.
Romeo conocía muy bien la región, desde pequeño había habitado en cuevas que se utilizaban como excavaciones mineras. Podía desplazarse por los pozos profundos, sabía dónde había agua para beber, conocía las galerías subterráneas mejor que nadie. Podía entrar por un punto de la montaña y encontrar la salida en la oscuridad por otra área distante.
Mientras, la aprendiz de bruja tlaxcalteca seguía haciendo de las suyas, propinaba diariamente nanácatl venenosos que obnubilaban cada vez más la menguante conciencia de Julieta. Durante este período, el padre iracundo y el prometido despechado seguían con la cacería de Romeo, pero un grupo de cazarrecompensas se perdió en una de las galerías subterráneas de Minas Viejas, jamás se les volvió a ver. Esto generó más cólera y deseos de venganza.
Una fatal noticia llegó a Romeo: su amada agonizaba. Desesperado acudió a su encuentro, pero era demasiado tarde; al ver el cadáver, sacó una filosa daga que portaba en su cinto, se hincó y la clavó en su propio abdomen, abriéndolo de lado a lado. Los gritos de la gente contribuyeron a que la joven se recuperara en ese momento del estado cataléptico inducido por los nanácatl, al ver a su amado desangrado y muerto a su lado, se alejó del mundo, su conciencia desapareció en una nebulosa donde el recuerdo de su Romeo era lo único vivo.
Dicen que salió caminando de la hacienda, vagabundeó aquella noche cerca del Río El Huizache, donde finalmente encontró un nogal lo suficientemente fuerte como para soportar el peso de su cuerpo inerte después de colgarse con una soga al cuello.
Volviendo al tema de la exclusiva función cinematográfica, fuimos afortunados de ser considerados por el director Ortega Pirayno para asistir al preestreno. Invité a mis hijos, nietos y nietas. Cuando platiqué con la figlia Carolina, me preguntó qué película iríamos a ver, le respondí: La Deseada. Me explicó que sólo había leído la novela La Désirade de Maryse Condé, que tiene lugar en Gwadloup, una isla francesa en las Antillas. Le aclaré que La Deseada no se trataba de esa referencia novelística que mencionaba, sino de una película orgullosamente villaldamense, del noreste de México, basada en una increíble leyenda popular.
Boletos en mano, nos dirigimos entonces muy ufanos a la sala de proyecciones para disfrutar de este magno evento. Palomitas y refrescos no faltaron, el ciudadano Luis Eduardo Sepúlveda, presidente municipal de Villaldama y anfitrión del evento, amable y cortésmente nos convidó a los allí presentes.